Capitulo 10

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Pa que no quedarán con las dudas, hasta mañana🌷

Irin

-Aquí estamos -no me despegué de Noey hasta que estuve frente a su puerta, aunque me dijo que no era necesario-. Sana y salva.

-Te dije que no hacía falta, yo pude haber llegado igual de bien.

-Sí, pero llegaste aún mejor conmigo. Oportunidades así no se desaprovechan -le guiñé un ojo a lo que ella sólo sonrió-. Y... ¿te gustó la cena? no quise llevarte a un lugar tan extravagante...

-Estuvo deliciosa, la verdad es que no conocía ese lugar, hacen una hamburguesas exquisitas, lo visitaré más a menudo -dijo mostrando sus palmas.

-Me alegro. Y bueno, supongo que no irás sola, necesitarás un acompañante -hice una fina línea con mis labios.

-No tengo que obligatoriamente comer acompañada, Irin.

-Vale, cierto -inflé mis mejillas y me incliné de adelante hacia atrás-. ¿Está Arany...

-Irin, no lo dañes, vas bien...

La miré con ilusión, -¿Cómo? ¿Voy bien para una oportunidad o...? -quise dejar que ella terminara.

-Vas bien para una muy -colocó su mano sobre mi hombro-... pero muy linda amistad -abrió la puerta de su departamento-. Te puedes ir, muchas gracias por distraerme.

-¿Así? ¿No me brindas ni un café?

-Es muy tarde para tomar café, Irin.

-Yo lo tomo hasta a las cuatro de la madrugada, me levanto sonámbula -Noey no aguntó y rió.

-Eres todo un caso -se hizo a un lado-. Dale, entra.

Me aplaudí mentalmente. Quise saltar de alegría pero probablemente ahí sí que me deje fuera; el lugar no había cambiado en casi nada, sólo uno que otro mueble nuevo. Pero olía rico, su casa tenía un aroma muy particular, todo en ella era particular. Noey era una mujer hermosa. Tiene una muy hermosa sonrisa, con un cabello que le sienta mil veces mejor negro, no que el otro fuera feo, pero ahora... bueno, ya, se entendió lo que quise decir.

-Hermosa -dije mirándola fijamente con los labios entreabiertos.

-¿Qué dices?

-La casa -me aclaré la garganta-. Tiene cuadros y ventanas... y muebles.

-Ah, sí, lo que tienen todas las casas, Irin -sonrió-. ¿Pasamos a la cocina?

-Sí. El café -no tomaba café por las noches, pero por ella sería capaz de hacerlo-. Bonita cocina, antes no estaba tan decorada.

-Oh, eso. Fue mi madre, vino un día de visita y le pareció el decorarla.

-Que buenos gustos -me senté en el comedor de la cocina-. ¿Cuál es tu color favorito?

Se paró en seco y me miró confusa.

-¿Para qué quieres saber eso?

-Nunca te lo pregunté. Nunca te pregunté nada en realidad -en ese momento, sentí desagrado de mí misma-. Por eso lo quiero hacer ahora, como amigas, obvio.

-Azul y rojo -respondió-. Los tuyos son el celeste y el rosa.

-¿Cómo los sabes? -sólo sonrió-. Vale, parece que tú sabes más de mí que yo de ti. Tu comida favorita es el pollo.

-Se podría decir que sí -respondió vacilante.

-Se podría decir no, es que es así. ¿Sabes?, Londres no es tan divertido como parece.

Sweet Heart Freenbecky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora