Capitulo 7

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Becky

¿Y te gustaron las flores? —dije con orgullo, mirando mi computador mientras hablaba por el celular.

Sí. Me parecieron muy preciosas —dijo con emoción—. Pronto me darán vacaciones, así que podré ir a verte, espero me estés extrañando tanto como yo a ti.

Me recosté de mi silla y sonreí mirando el techo.

¿Tanto? no. Te extraño mucho más. Me haces mucha falta, Ámbar —dije con honestidad.

¿Sabes que extraño hacer yo? —sabía por donde iba, y por más que quisiera, no iba a poder.

No, no lo hagas. No estoy en casa —avisé.

Yo tampoco —dijo con un toque de picardía—. Pero ya, no arruino a la impecable Rebecca Armstrong.

Sonreí, —Eres especial, niña. Muy especial.

Te tengo que dejar, voy a volver al trabajo —escuché un ruido al fondo.

Está bien, te dejo, cuídate.

Tú igual. Te quiero.

Yo igual.

Dejé el celular a un lado. Y justo entró Irin a mi oficina con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Por qué tanta felicidad? —pregunté.

—No me lo vas a creer cuando te lo diga.

—Que sí, que me lo voy a creer, anda dime...

[•••]

—No te lo puedo creer —alcé las cejas—. ¿Ella está aquí ahora?

Asintió frenéticamente, —Por favor, dale el trabajo.

Reí llevando mis dedos al puente de la nariz, —¿Tomaron un café y todo?

—Sí —Irin echó un grito al aire—. No me dejes así y dime que le darás el trabajo.

—Bueno, no —sus hombros cayeron al igual que su felicidad—. Pero déjame terminar.

—No me hagas esto, ella en serio necesita el trabajo, Becky —torció los labios.

—Pero si es que yo no dije que no se lo daría. Al contrario —su emoción creció—. Le daré uno mejor, ya tengo a Kade como mi secretaria y asistente, no puedo decirle a la pobre chica de la nada que se vaya, sería muy poco cordial de mi parte, más bien, le puedo dar el puesta que está libre.

—¿Y cuál es ese?

—Hace poco renunció la chica de recursos humanos. Ahí hay una muy buena paga, y sobre todo comodidad, dile que pase y así lo hablamos.

Irin saltó de la felicidad, —¿Te he dicho que te amo? es en serio, si pudiera me casaría contigo —dio la vuelta a mi escritorio y dejó un beso en mi mejilla—. Eres la mujer más maravillosa, después de Noey.

—Sí, sí, ya, joder —me limpié la mejilla. Esta me miró de reojo.

—Mal agradecida —se dio la vuelta para buscar a Noey.

Se podría decir que Irin la va a recuperar, no, puedo estar segura de que lo hará. De que esta vez sí logrará ser feliz.

Freen

—¿Qué diablos te pasó por ahí y por qué vienes así, Seng? no has dejado de joder en todo el rato, murmurando palabras y diciendo cosas incoherentes.

Sweet Heart Freenbecky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora