Ojos Plateados

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Al principio era un blanco fácil. Torpe y con mala suerte, el niño dientudo servía como fuente de entretenimiento para el rubio cuando Potter desaparecía para hacerse el héroe.

No era su intención meterse con él, en principio solo buscaba provocar a Potter un poco por rencor a ser rechazado, por eso lanzó la recordadora de su compañero. Pero las habilidades innatas del cuatro ojos para volar en escoba solo lo frustraron más y dejó la clase abandonando su escoba.

Se metió a la enfermería exclamando que no se sentía bien y se recostó de lado en una camilla con el ceño fruncido. De pronto escuchó un suave croar que lo extrañó y giró un poco la cabeza para ver la camilla a su lado. Longbottom estaba en ella, con la muñeca vendada y un sapo descansando en sus piernas.

–¿Qué es esa cosa? ¿Es real?

Había volteado su cuerpo por completo cuando le habló. Neville lo miró sorprendido de que le hubiera dirigido la palabra pero rápidamente desvió la mirada con temor.

–¿Trevor? Sí, e-es de verdad

–¿Es tu mascota?

–S-Sí

Draco frunció el ceño genuinamente confundido.

–¿Por qué tienes eso de mascota?

–Supongo que porque me gusta

Neville miró de reojo al rubio y se preguntó si debía seguir su conversación. Supuso que si iban a estar en la enfermería juntos lo mejor sería llevarse bien en lugar de ser ignorado o molestado por él.

–¿T-Tú tienes una mascota?

Draco imitó la postura del castaño y se sentó en la camilla, aún con los brazos cruzados.

–Mi padre tiene un pavo real. Estúpida ave, siempre me está atacando

Neville miró a Trevor y luego a Draco.

–¿Quieres sostenerlo?

–¡Obvio no! Esa cosa está toda pegajosa. ¿Qué harás si me pega su asquerosa lengua a la cara?

–Um, los sapos no suelen hacer eso. Solo la usan para cazar su comida

Draco frunció los labios, se acomodó al borde de su camilla y extendió las manos. Neville le sonrió y con su mano sana dejó suavemente a Trevor entre las blancas palmas del rubio. Le dio gracia que mantuviera los brazos extendidos para no tener más contacto del necesario con su mascota.

–Si esta cosa me ataca le diré a mi padre– Miró al sapo por unos segundos, Trevor infló su boca al croar. –¿Eso es todo lo que hace?

–No es una gran mascota. Lo único que hace es escapar y croar en la noche

–Hm. Patético

Trevor saltó de regreso al regazo de Neville y Draco se limpió las manos en las sábanas.

–Por cierto, Potter tiene tu recordadora. Yo la recogí cuando la perdiste y amablemente se la entregué. Deberías estar agradecido

–¿De verdad? Gracias, Malfoy

–Sí, soy genial

Volvió a acostarse pero esta vez no le dio la espalda al chico, simplemente miró hacia el techo con las manos detrás de la cabeza.

–¿Por qué estás aquí?

–Dolor de cabeza

–¿También te caíste de la escoba?

–Claro que no. Potter me da dolor de cabeza

Neville dejó que Trevor se ocultara en la manga de su túnica y miró a Draco cuando siguió hablando.

En El Invernadero (Dreville)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora