En El Invernadero (Dreville)

Baila conmigo

Cuarto año y Draco ya estaba harto de la escuela. No entendía porque no la pasaba bien. En los primeros años era divertido molestar a Potter entre otros, pero ya se estaba haciendo aburrido y repetitivo. Nisiquiera había pensado que asignaturas elegir, solo seguía al cara de cicatriz porque su padre le había aconsejado volverse su amigo en primer año. Pero comenzaba a creer que en realidad seguía a cierto chico dientudo desde que hablaron aquella vez en la enfermería, que casualmente era parte del grupo de Potter, y se mantuvieron juntos la mayoría de clases hasta tercer año.

Ahora tenía a ese chico en la cabeza en lugar de a Potter y no podía dejar de pensar en lo que sucedió en Hogsmeade. Repitió el momento en su cabeza todas las vacaciones y ahora cada vez que veía a Longbottom por la escuela lo volvía a recordar. Lo peor era que lo desconcertaba no entender lo que sentía; debería estar molesto pero cada vez que pensaba en el beso no sentía mas que un ligero calor en el pecho y un nudo en la garganta.

Ese año fue el Campeonato Mundial N°422 de Quidditch, Irlanda contra Bulgaria, y él lo fue a ver con su padre que milagrosamente lo había invitado. En el estadio se cruzó a Potter, Granger y los Weasley. Su padre empezó con los comentarios burlones, él solo le siguió el juego y fue regañado.
El partido estuvo emocionante, Irlanda salió ganador, y él lo disfrutó como un niño a pesar de quedarse sólo la mayoría del tiempo. Resulta que Lucius tenía asuntos pendientes que discutir con gente importante que asistiría al campeonato y sólo lo llevo para cumplir con su obligado papel de padre. Después de eso lo dejó en Hogwarts una semana antes del comienzo de clases.

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Neville estaba jugando con Trevor cuando una multitud de estudiantes pasó corriendo junto a él hacia el puente. Seamus lo vio y lo agarró de la túnica tirando de él para que lo siguiera, exclamando que estaban llegando. Guardó a su amiguito en el bolsillo y siguió a sus amigos, desde las alturas pudieron ver un carruaje tirado por caballos alados cruzar los cielos y un barco emerger del mar. Después de eso, todo Hogwarts fue llamado al Gran Comedor para hacer oficial el inicio de clases y dar los anuncios anuales.

-Ahora que ya están sentados quisiera informarles algo- dijo Dumbledore. -Hogwarts a sido elegido como la sede de un evento legendario, El Torneo de Los Tres Magos. Para aquellos que no lo sepan, el torneo reúne a tres escuelas para una serie de pruebas mágicas y de cada escuela se elige a un estudiante para competir

Dumbledore sonrió complacido con los murmullos de interés de sus estudiantes.

-Pero hablaremos después. Ahora demos la bienvenida a las bellas señoritas de la academia de magia Beaubaxtons y a su directora, Madame Máxime

Las estudiantes hicieron una magnífica entrada, delicada y artística, seguidas de la mujer gigante con un elegante porte ganándose la mirada de todos.

-¡Ahora nuestros amigos del norte!- anunció Dumbledore. -Recibamos a los orgullosos hijos de Durmstrang y a su director, Igor Karkarof

Los estudiantes entraron marchando con bastones dando aires militares y rudos. Junto al director ingresó un estudiante que Draco reconoció del Campeonato de Quidditch, Viktor Krum, jugador para el equipo de Bulgaria.
Después de las presentaciones y de anunciar al estudiante preferido para representar a Hogwarts, Cedric Diggory, las clases comenzaron como era usual.

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Un profesor nuevo ese año era Alastor "Ojoloco" Moody, enviado directamente desde el Ministerio de Magia para enseñar Defensa Contra Las Artes Oscuras. Algo en él no le gustaba a los estudiantes, quizás el aura misteriosa y oscura que lo rodeaba, y lo primero que quiso enseñar fue sobre las maldiciones prohibidas.

-¿Quién puede decirme una maldición prohibida?

-Imperio- respondió Hermione sin ánimos.

-Correcto