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El manto de la noche cubrió finalmente el cielo, se escuchaban algunos cuervos grasnar

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El manto de la noche cubrió finalmente el cielo, se escuchaban algunos cuervos grasnar. El jóven príncipe caminaba en total silencio por un camino poco notable gracias a la oscuridad.

Al fin podía respirar tranquilo, vestía ropa bastante simple para ser el heredero al trono, pero demasiado elegante para un campesino. Había escapado del castillo otra noche, buscando la paz que tanto necesitaba en ese oscuro paisaje.

Se preguntaba cuánto tardarían los guardias reales en darse cuenta de su ausencia, sobreprotejiendo al principe a pesar de ser uno de los guerreros más fuertes del lugar, criado para ser sabio y justo, pero también amable y compasivo, sin la necesidad de ser estúpido y que su reino abusara de él.

—Sal de ahí, ya note tu precencia— Murmuro con voz firme al sentir una precencia poderosa, un demonio.

Unos ruidos se escucharon, y finalmente un chico de aspecto joven de cabellos rosados salió con tranquilidad y una sonrisa en él.

—Creo que fui claro sobre que no quería ni demonios ni dioses en mi reino a menos de que sean asuntos diplomáticos. Mi reino no se unirá a una lucha innecesaria— Dijo sin titubear el príncipe, dándose la vuelta para seguir caminando, pero atento en caso de que el contrario atacará.

El joven simplemente sonrió despreocupadamente.

—No soy un demonio, mucho menos un ángel.

—Tu energía es demoniaca.

—Mi creador es un demonio, yo soy una marioneta, soy solamente Gowther.

El principe fruncio el ceño ante la vaga respuesta.

—Tienes la marca de Los Diez Mandamientos. Demonio o no, sirves a un rey que busca la guerra.

—A eso venía. Estás vestido como un simple noble, pero por tu forma de hablar, cabellos y ojos, puedo notar a kilómetros que es el príncipe. Un gusto al fin conocerlo en persona, majestad Zane Vanrouge.

—No deseo involucrarme en nada.

—Lo ví hablando con Meliodas.

Zane se dió la vuelta mirándolo desafiante.

—¡¿Cómo sabes eso?!— El dragón lo miro con seriedad —¿Acaso viniste a chantajearme?

—Mi creador y yo queremos terminar la guerra Santa. Casualmente me enviaron a seguir a Meliodas, y lo ví hablando con usted— La sonrisa despreocupada del muñeco empezaba a inquietar a Zane.

INEFABLE || GowtherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora