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Era difícil admitir que no estaba desesperado por huir de la preparatoria, las clases habían sido especialmente difíciles teniendo a tantos ojos interesados en su aparente moretón en el cuello, comenzaba a pensar que estaba mejor usando el cuello de tortuga, al llegar al jeep pudo sentir como le inundaba una calma envidiable, odiaba dar explicaciones a la gente y sobre todo ser el centro de atención, aunque fuese por un breve momento.

Encendió el vehículo y se dispuso a conducir con dirección a la veterinaria, esperaba que Deaton tuviese alguna clase de hechizo o cura mágica para su situación, su teléfono comenzó a sonar y lo buscó entre sus bolsillos sin embargo no estaba ahí, se orilló en el camino donde afortunadamente no había otros vehículos, había algo extraño en el asiento trasero, un bulto de mantas que estaba seguro no había dejado ahí, tomó la mochila y posteriormente la lanzó a los asientos escuchando un leve quejido.

Se apresuró a revisar debajo de las mantas observando a un Liam bastante avergonzado, el rubio le sonrió con lentitud al verse descubierto.

—¿Hace cuanto estás escondido ahí? — preguntó Stiles sorprendido por la escena.

—Como una hora — dijo Liam apenado.

—¿Llevas una hora escondido en mi jeep? — respondió Stiles sorprendido.

—No querías dejarme ir contigo, no se me ocurrió algo mejor — se disculpó el muchacho.

—En otra ocasión hubiese dejado tu trasero de lobo aquí, a media carretera — se burló Stiles — que más da, pasa adelante.

El rubio sin dudarlo se subió del lado del copiloto, a pesar de que Stiles parecía tranquilo, no podía dejar de recordar los fragmentos de la noche, le costaba trabajo imaginarse atacando a Stiles, sobre todo cuando había sido tan bueno con él esos últimos meses, pero ahí estaban, en silencio, ignorando aquella extraña sensación que los envolvía a ambos.

—Sobre anoche, lamento mucho haberte lastimado — respondió Liam con la mirada baja — sabes que no lo hice de forma intencional.

—Ya pasó — Stiles se sentía culpable por verlo triste — sé que no fue tu intención, hiciste lo que pudiste para resistir.

—¿Crees qué esto tenga arreglo? — preguntó Liam — estoy muy confundido.

—Eso espero, conociendo a Deaton, probablemente ya tiene una solución en mente.

La veterinaria estaba vacía sin embargo el hombre se encontraba atendiendo a un pastor alemán con una de sus garras lastimadas, ambos chicos se sentaron a esperar a que el veterinario estuviese libre lo cual fue alrededor de una hora después.

—¿Pasó algo? — preguntó Deaton una vez salió su último cliente.

—En realidad, veníamos por otra cosa — se apresuró a decir Stiles — y por cosa me refiero a esto — señalando a su cuello.

—La mordida — Deaton parecía un tanto incomodo.

—¿Se puede revertir? — preguntó Stiles.

—No que yo sepa — Deaton parecía confundido.

—Dijiste que el hombre tenía un plan — se quejó Liam.

—No, te dije que a lo mejor estaba buscando un plan, Deaton, ¿realmente no tienes un plan para esto?

—Honestamente, es la primera vez que me topo con un caso así — el hombre se cruzó de brazos — No todos los días hay una superluna.

—¿Nada?, ¿un hechizo o alguna pócima mágica? — el hombre se burló — ¿en serio?

Full Moon Nights (Stiam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora