XII

33 4 0
                                    

Capitulo un poco largo. Quiero aclarar que todo lo que leerán es consensuado, Joseph conoce perfectamente a Dina y viceversa, además, si Dina creyera necesario usar su palabra de seguridad la usaría. Besos.

No olviden votar y comentar, recuerden que tenemos un grupo de WhatsApp por si desean entrar.

ANSIEDAD Y CENIZAS.

Sosteniéndome aún por la cintura comienza a mordisquear mi cuello dejando pequeños besos durante el camino, por mi parte echaba miradas hacia Zoya de vez en cuando, pero ella estaba bastante entretenida bailando como para darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor.

‒Alguien puede vernos.

‒¿Y eso te molesta?

‒Yo –y sin saber que decir, volteo a mirarlo por fin.

Rispondere. So che ti piace essere osservato.

Cómo me encanta cada que me habla en italiano

‒Joseph por favor, alguien puede vernos.

‒Ve con tu amiga y dile que te iras conmigo. –murmura haciendo que su aliento con olor a menta pegue en mi rostro.

‒No la dejare sola. –respondo.

‒Le dejaré protección, Dina.

‒Sí, eso lo entiendo, pero no lo sé, iré con ella y le avisare. –respondo zafándome de sus brazos y yendo con ella.

‒Hola. –digo tocando su hombro, viendo como deja de bailar.

‒Hola nena, ¿sucede algo?

‒Vino ahm Juan.

‒¿De verdad? ¡Eso es genial! Preséntamelo. –dice buscando entre la multitud.

‒Por supuesto ven. –digo tomándola de la mano yendo directo con Joseph. –Zoya, él es Juan. –murmuro.

Joseph me mira con cara de poker y yo trato de decirle con la miradaque me siga el juego.

‒Hola, mucho gusto. –dice por fin.

‒Igualmente –dice con una sonrisa. –, si tienen que irse a algún lugar, por mi no se detengan. –murmura dándome un codazo.

‒¿Segura? –insisto a lo que ella asiente. –Bien, cualquier cosa me llamas. –digo observando como vuelve a bailar.

‒¿Así que ahora me llamo Juan? –murmura divertido.

‒No quiero que ella forme parte de lo que estamos haciendo y al conocerte puede estar en peligro.

‒Comprendo. –dice tomando mi mano para ir a la salida.

Al entrar al coche, Joseph abrocha mi cinturón haciendo que el olor a su perfume amaderado golpee mis fosas nasales.

‒¿A dónde vamos?

‒Daremos un paseo. –dice sin más, dando la vuelta para subir al asiento de copiloto.

‒Bien. –murmuro.

Salvatore de Lana del Rey sonaba de fondo mientras Joseph mantiene su mano en mi muslo y de vez en cuando da ligeros apretones. Las linternas iluminaban la carretera y algunos árboles que se asomaban.

‒¿Vamos a la cabaña? –digo reconociendo el camino.

‒Algo así. –dice echándome un vistazo rápido.

‒¿Cómo estuvo hoy tu día?

‒Bastante tranquilo, a decir verdad, eso sí, hemos avanzado bastante.

El Juego, Apenas ComienzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora