VIII

102 8 1
                                    

CEMENTERIO

No olviden votar o comentar. Gracias.

‒Sabes que la hay. –murmuraron.

‒¿Qué? –dije, dirigiendo mi mirada a la puerta, donde estaba Tamara con una bolsa de papas.

‒Tu eres su debilidad, solo que te has negado a verlo. ¿Crees que si no te amara estaría en Rusia? Sabes muy bien sus conflictos, me entere que el tío Antoni te los dijo.

‒No sabia que hablabas con él.

‒Fui yo quien le dijo lo de su prometida, Dina. Tu puede que no lo recuerdes pues cuando estabas aquí aun eras niña, pero Antoni y Nikolay nunca se llevaron bien a pesar de ser cuñados.

‒¿Por qué? Papá no suele ser así. –murmure.

‒Oh, Dina. –susurró con una sonrisa. –Tu te fuiste, viajaste, saliste de esta prisión. Creciste con la imagen de un padre perfecto ¿pero yo? Yo me quedé y vi la realidad, el cómo Nikolay engañaba a Katherine con múltiples mujeres y ella se arrastraba para obtener una simple mirada por parte suya. Papá intento violar a Gisselle y cuando esta se lo intento decir a alguien, la mato.

‒No no tenía idea.

‒Ahí comenzó la distancia entre mamá y el tío, ella nunca creyó que su adorado esposo fuera capaz de hacer tal barbaridad. –murmuró con desprecio.

‒¿Por eso aceptaste la empresa?

‒Por supuesto, tarada. ¿Crees que de verdad me interesa este negocio? Para nada.

‒Estaba equivocada. Pero ¿Por qué me diqces esto?

‒Mucho. –dijo. –Por que necesito destruir a Nikolay desde adentro y para eso quiero que des el punto bueno para los nuevos socios.

‒¿Tuviste algo que ver?

‒Claro, son amigos que me deben algunos favores. –dijo con una sonrisa.

‒Pero si acepto a Lorenzo Joseph viene con él.

‒Se que siempre te hemos protegido, Dina, pero necesito que dejes tu rol de hermana menor y te conviertas en Dina Petrova o mejor aún Dina Ferro.

‒No digas estupideces, te ayudare, pero no pienso volver con Joseph. –sentencie.

‒Claro. –dijo alzando sus manos en señal de rendición

‒Olvide decírtelo, esta tarde irán los nuevos socios, les daré un recorrido por la empresa.

‒¿A quiénes elegiste siempre?

‒Es una sorpresa. –dijo sonriendo.

‒Como digas. ¿Tamara?

‒Dime. –dice subiendo sus pies a la cama.

‒¿Nikolay llego a hacerte algo? –digo en un susurro.

‒Eras tú o yo, Dina, y yo siempre voy a sacrificarme por ti. –sentencio acariciando mi mejilla con una sonrisa.

 –sentencio acariciando mi mejilla con una sonrisa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El Juego, Apenas ComienzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora