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"Podría hacerlo mejor,
podría abrazarte más fuerte"

"Podría hacerlo mejor,podría abrazarte más fuerte"

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Era la una de la mañana y había estado ordenando todo, había estado sacando un montón de cosas de las cajas de la mudanza y ni siquiera había tenido tiempo de comer. Los empleados se presentaron y se despidieron de él uno a uno mientras se retiraron a sus hogares, el jardinero le había presentado a su esposa y le indico el lugar donde dormía, una pequeña casita al fondo del jardín, al parecer también servía de guardia durante la noche.

Se tentó de preguntarle por unos momentos sobre Hoseok  pero al final no dijo nada, no podía sacarse al omega de la mente y eso lo hace sentirse aún más estresado de lo que ya estaba.

Después de terminar de acomodar algunos juguetes de Mickey mouse de la colección de Jin camino a su ahora habitación y se fue quitando poco a poco la ropa.

Quería tomar una ducha y luego pensaría en que comer, esperaba que la cocinera haya hecho algo y lo haya dejado guardado en algún lado de la gran cocina de la casa. Al salir se secó el cabello y se puso un pijama que Jin le había dejado sobre la cama, se dirigió a la cocina y busco en el refri.

Por suerte encontró algo para comer ahí, así que simplemente lo calentó y se sentó a comer en la mesa del comedor.

El lugar se sentía tan grande y vacío, silencioso… era una casa hermosa no lo negaba, pisos rojos brillantes y paredes verdes con un ligero toque inglés en las decoraciones de estas… Hoseok tenía un gusto peculiar, pero hermoso a la vista. 

Se mantuvo quiero y respiro hondo, un ligero olor casi perceptivo a vainilla aún en el lugar… mierda.

Había estado cenando cuando el teléfono sonó, había estado sonando ya un buen rato, bufó y miró a los lados esperando ver a Jin pero ahora que lo pensaba… Hace rato que no lo veía.

– ¡Jin! ¡Jin! - Gritó un par de veces más, levantándose ante el insistente sonido, contestando el teléfono una vez estuvo frente a este. - ¿Dónde está ese condenado? ¿Bueno?

Una mujer hablaba del otro lado, diciendo que era de la comandancia de Daegu, explicando que había alguien que exigía hablar con él.

– No están equivocados, ¿De Daegu? - Se quedó pensando un momento hasta que recordó lo de esa tarde, no puede ser. - ¡Espere! Si, si pásamelo.

Se escucharon unas voces inentendibles del otro lado hasta que escuchó la voz clara de Jin.

– Hey hyung, ¿pero qué andas haciendo ahí? - Soltando una risa de burla, no podía creer que en serio se haya ido hasta Daegu sólo por sus palabras.

– ¿Cómo que a qué? - Preguntó con una notable molestia, Jin soltó un estornudo y gritó algo a alguien para luego seguir hablando. - ¿No me mandaste tu a qué viniera?

Parte de mi alma (Vhope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora