Capitulo 3

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  - ¿Pero qué estás diciendo? ¿Desde cuando lo sabes? ¿Por qué nos estamos enterando ahora? -

  - Calma, calma. Una pregunta a la vez -

- Pues entonces empieza a responder - agrega Jay a la conversación con cierto entusiasmo.

  - Hace un par de meses vengo practicando en secreto, no los quería preocupar y necesitaba estar totalmente concentrado. Entonces decidí no contarles hasta que lograra algún progreso o fracasara en el intento -

Levanto la mirada y les veo mirándome con una cara de ternura como si fuera un cachorrito.

Me genera cierto desagrado pero por otra parte entiendo que se sientan alegres por la noticia.

Si he podido manejar el pequeño conjunto de habilidades que conozco hasta el momento es gracias a ellos y a los entrenamientos que recibimos cuando pertenecía a la organización de los cazadores.

  - Entonces dinos, ¿cómo se siente? -

  - Demasiado bien, puedo sentir mucho poder surgir desde los más profundo de mí. Por una parte me despierta un poco de miedo pues la última vez que perdí el control es algo que no quiero recordar. Pero al darme cuenta que ya puedo cambiar a voluntad me hace sentir seguro de mí mismo. Nunca me había sentido tan poderoso antes -

  - Aún sigues pensando en lo de aquella vez, te sigues culpando de lo que pasó cuando no eres el culpable - agrega Cass.

  - Sabes que sí lo soy, ambos lo saben. Si no hubiera perdido el control en aquella ocasión, si tan solo hubiera podido imaginar lo que iba a pasar después jamás lo hubiera intentado -

  - Damian, mírame - comenta con firmeza Jay.

  - No eres el culpable de que esos cazadores murieran esa noche, tú no los mataste, fueron esos demonios. Te sigues culpando porque trataste de usar tus poderes y terminaste provocando la destrucción de toda el área a varios metros a la redonda de dónde estabas, pero no los mataste - me dice Jay con un tono severo.

  - Pero varios salieron lastimados, eso solo le dió más ventaja a los merodeadores y terminaron superándonos en número, así que  sí, fue mi culpa -

No puedo evitar sentirme culpable sobre la muerte de esos chicos.

Algunos no pasaban de ser cinco años mayores que nosotros como máximo; pero todos eran nuestros compañeros, eran nuestra familia.

A partir de ese momento me la pensé demasiado antes de volver a usar ese poder, al menos mientras no supiera controlarlo. No quería que nadie más resultara lastimado por mi culpa.

Por eso me fuí; no soportaría el hecho de saber que por mi culpa perdieran la vida las únicas personas a las que consideraba como mi familia. Ya pasó una vez, no estaba dispuesto a aceptar que ocurriera de nuevo.

  - Damián, para nosotros siempre serás nuestro hermano, sin importar lo que pase. Nunca te dejaremos solos así implique morir a tu lado - dijo Jay dejándome mucho más calmado.

  - Y si no lo sabías después de todo lo que hemos pasado juntos es porque eres un tonto - agregó Cass como complemento a las palabras del pelirrojo.

  - Claro que lo sé, y no pude haber escogido mejor a mis amigos, con ustedes lo tengo todo -

Y así se nos pasó el tiempo sin ni siquiera darnos cuenta, diciendo todas las frases filosóficas que se nos vinieran a la cabeza y recordando viejos tiempos. Los mejores momentos de mi vida sin duda, los viví al lado de este par.

La noche se torna tranquila, la calma y el silencio sumados a la pequeña brisa que sopla desde el norte la vuelven aún más acogedora.

Luego de darme una ducha no puedo parar de pensar en todo lo que sucedió está tarde. Pasó mucho en tan poco tiempo y ahora que los chicos ya no están aquí, estamos solamente mis pensamientos y yo, así que que no me queda más que escucharlos.

El Hijo del Arcángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora