Capitulo 4

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* 2 años antes *

En las afueras de la ciudad se encuentra un bosque hermoso de día, pero de noche se convierte en un laberinto sin salida. Bosque del cual los cazadores tenemos total conocimiento pues pasamos más tiempo aquí de lo habitual.

No solo es un lugar en el que entrenamos, existe un acantilado casi al final de este y en los más profundo, se encuentra una fisura por la que ascienden demonios diariamente.

Normalmente esta fisura tiene un tamaño regulado, cuando más podrían salir dos demonios a la vez o uno dependiendo el tamaño de este.

Pero lo que nadie esperaba, y mucho menos yo. Era que se agrandara de manera proporcional esta noche.

Nos encontramos todos platicando al rededor de una fogata, bromeando con las anécdotas de las cacerías de los otros grupos, pasando tiempo juntos, disfrutando la luz de la Luna.

Cuando me dí cuenta ya era tarde. Teníamos encima una oleada de merodeadores y otros demonios menores que surgieron de la grieta.

Por más que tratamos de combatir, fué en vano todos los esfuerzos. Nos superaron rápidamente y de uno en uno, nuestras fuerzas comenzaron a caer como piezas de dominó.

Tanto Jay como Cass estaban dando lo mejor de sí, luchaban con fiereza, codo a codo al lado de los nuestros. En cambio yo no pude evitar entrar en shock, no sabía que me pasaba, me sentía paralizado pero no de miedo, era como si una fuerza externa tuviera influencia sobre mí.

La angustia, el miedo de perder a mis amigos, la impotencia de no haber podido salvar la vida de aquellos que la perdieron; todos esos pensamientos juntos abrumaron mi razonamiento llevándome al borde de la locura.

Perdí la consciencia por un instante en medio de todo aquel conflicto. Lo único que recuerdo es haber cerrado los ojos y al abrirlos sentir una energía inmensa emanar de mi cuerpo en forma de explosión.

Pero mi estado mental se quebró aún más cuando me pude percatar que todo a mi alrededor había sufrido el impacto de aquel estallido, incluyendo a mis aliados.

Aquello solo lo empeoró todo. Volvió a nuestras defensas aún más vulnerables, muchos resultaron heridos debido a que fueron arrojados varios metros y los que no, quedaron totalmente aturdidos permitiendo así que los demonios acabarán con sus vidas sin posibilidad de siquiera defenderse.

Estas son las consecuencias de poseer un poder el cual no soy capaz de mantener a raya. Me sentía una mierda en ese momento, no podía creer que por mi culpa toda la situación empeorara y que ni siquiera era capaz de hacer nada para ayudar.

No entiendo que me pasó, no sé porqué me quedé inmóvil, ni mucho menos porque fallaron mis sentidos y no percibí antes al peligro acercarse. Esto es algo que voy a lamentar toda mi vida.

*De vuelta a la actualidad*

La mañana se siente tranquila. El sonido de los claxones en la carretera llega hasta mi ventana, así como otros sonidos típicos de una urbanización.
El clima por otro lado se siente frío, el cielo gris totalmente nublado impide la llegada total de la luz, más sin embargo no sopla aire fuerte; para mí, el clima perfecto.

Me apresuro a tomar un baño y desayunar. Me encanta tomar una ducha en las mañanas para sentirme fresco el resto del día, uno nunca sabe cuándo se ensuciará las manos de sangre.

Tomo del armario un pantalón negro de  mezclilla, una sudadera de color rojo vino con capucha y unos tenis deportivos en blanco; y no podía faltar la chaqueta de cuero negra, obviamente.

Ahora debía acostumbrarme a esta, mi favorita tuve que prenderle fuego anoche, pues llevarla a una lavandería sería un foco de atención por toda la sangre que traía encima. Esta la tenía guardada en caso de que perdiera la anterior, pues las chaquetas son mi prenda favorita para vestir, es algo que tenemos en común el pelirrojo bocón y yo.

El Hijo del Arcángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora