Capítulo 3."Reencuentro"

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Cuando el gato terminó de enseñarme el casino en camino de convertirse en un hotel y curó mis heridas, me llevó a donde sería mi cuarto a partir de ahora.

—Sé que no es mucho pero espero te sientas cómoda —dijo con más seriedad—. Eres la primera que acepta venir aquí... Quizá así la gente deje de tomarme como un chiste —gruñó—. Solo no le digas a nadie que eres un ángel ¿Okey? —justo cuando se iba a ir dió media vuelta—. ¿Cómo te llamas por cierto?

Evité su mirada y contesté.

—Vaggie...

—¡Okey! Bienvenida... Vaggie —esbozó media sonrisa.

Asentí y miré más detenidamente "mi cuarto", que no era más que una habitación para tener relaciones sexuales y apenas tenía una cama y una mesita de noche.

—Gracias... —dije en voz baja.

El sonido de tacón en el piso de madera de este vacío casino me alertó. Con solo oír esos pasos sentí una aura extraña.

—¿Lograste conseguir a alguien tan idiota para aceptar quedarse aquí, Husk? —dijo una elegante voz femenina.

Volteé con lentitud, "Husk" no parecía asustado, pero tampoco alegre.

Me quedé petrificada ante su presencia.

La reina del infierno, Lilith.

Me miró con una peligrosa sonrisa para después voltear a ver a "Alastor", quien jugaba con un muñeco vudú en la esquina, tampoco me da confianza y su sonrisa me tiene preocupada.

—¿Charlie todavía no regresa?

—En lo absoluto querida, ya sabes como es esa niña amargada, andando de un lado a otro —dijo con una voz con estática.

La alta mujer chasqueó los dedos y suspiró decepcionada, de pronto la demonia de hace unas horas apareció con una botella de vodka en una mano y una baraja de cartas en la otra.

—¡Toma eso perra! ¡Te gan-!

Parpadeó perpleja y volteó a vernos con el ceño fruncido.

Escupió fuego por la boca y lanzó las cartas al suelo cuando se dió cuenta de que pasó.

—¿Ahora qué? —dijo con fastidio—. ¡Ya iba a ganar! —reclamó.

—Te recuerdo que tienes un trabajo aquí. Y eres la barmaid del casino de Husk —dijo tranquilamente.

La rubia miró con odio al gato, haciéndolo retroceder. Después, se dirigió a la barra de bebidas y se sentó en un banco, a regañadientes.

—¿Contenta? —dijo con ironía.

—Totalmente —la alta mujer asintió y se fue escaleras arriba.

Los otros dos la siguieron.

La miré con curiosidad y ella pareció reconocerme.

—¿Tú... No eras un ángel exterminador? ¿Que haces aquí?

—¿No es obvio? Me desterraron —dije, enojada—. Por TU culpa.

—Ah —contestó con obvio desinterés para después beber alcohol.

Viré los ojos y me acerqué a la barra.

—Dame uno de whisky —dije, desanimada.

Justo ahora estoy recordando todos los buenos momentos en mi antiguo hogar que de seguro jamás volveré a ver... Es imposible no deprimirme.

En respuesta, la amable barmaid me enseñó el dedo medio y siguió bebiendo.

Gruñí.

—Por cierto, gracias por ayudarme cuando nada te costaba, perra —dije con sarcasmo mientras daba un puñetazo a la mesa.

Second Chance [Chaggie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora