𝘾𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 4

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Me encontraba al frente de la puerta de la oficina de Snape, no paraba de morderme las uñas por los nervios, ¿toco? ¿No toco? No sabía que hacer.

Al fin, me armé de valor y toqué la puerta levemente, si no abría tenía una excusa de que no estaba, pero nada más tocar, Snape me abrió la puerta.

- Señorita Montague... Llega 2 minutos tarde.

- Bueno... Lo siento.

Él se apartó de la puerta para dejarme paso, yo pasé dentro, es la primera vez que voy a su despacho. Estaba repleto de pociones, bueno, eso es obvio ¿no?

También había varios pergaminos sobre su escritorio, junto con exámenes de diferentes cursos.

- Señorita, ¿Puede dejar de apreciar mí oficina?

- Ahm... Si, perdón...

- ¿Puede dejar de disculparse por todo? Es molesto.

Yo asentí con la cabeza.

No sabía porque me comportaba de esa manera, el simple hecho de que estaba en la oficina de Snape me ponía de los nervios.

Él soltó un suspiro y rodó los ojos como si tuviera una paciencia infinita conmigo, no había hecho nada malo.

- Señorita Montague... Va a limpiarme todas las pociones que tengo colocadas en aquella estantería, lo quiero en menos de una hora, si no la pondré un castigo peor, ¿qué está esperando?

Joder, podría jurar que son más de 50 pociones, estaban en frascos de cristal y en orden alfabético. Menuda tarde me esperaba...

Solté un suspiro y comencé con mi castigo, aunque... ¡Tenía una idea! Puedo utilizar mi varita para limpiarlos.

- Señorita... Entrégueme su varita, nada de magia.

¿Qué? Como había leído mi mente, cada día me da más miedo este hombre.

Me rendí y le entregué mi varita, luego Snape me dió un trapo y comencé a limpiar las pociones que tenían demasiado polvo, ¿este hombre ni se molestaba en limpiarlas o que?

Empecé a limpiar frasco por frasco, hubiera preferido cualquier otra cosa que este castigo. Pasaron diez minutos, que a mí se me hicieron eternos y decidí desviar la mirada hacia mi profesor.

El realizaba su trabajo como usualmente, parecía muy concentrado mientras escribía y corregía pergaminos, su cabello oscuro tapaba varias facciones de su rostro. Me dí cuenta de que el giró su mirada a la mía y allí se encontraron nuestras miradas.

Que vergüenza. Al instante me giré y seguí con el aburrido castigo que me había encargado realizar.

Ya había limpiado la mayoría de las pociones aunque algunas estaban tan viejas que tenían imperfecciones.

Estaba limpiando una de las pociones, esta, específicamente tenía mucho polvo y no pude evitar estornudar, haciendo que la poción se me resbalara de las manos y se rompiera.

En ese momento sentí un gran pánico, el profesor Snape me iba a castigar aún más si se daba cuenta de eso. Inmediatamente recogí los trozos de cristal, haciendo que me cortara inevitablemente en la mano y me hiciera un corte.

Snape, que estaba sentado en su oficina corrigiendo exámenes desvío su mirada hacia mi y frunció el ceño, se acercó a mi rápidamente y tomó mi mano en donde se encontraba el corte, aunque era una hemorragia leve.

- ¡Niña tonta! ¿Que hiciste?

- L-lo siento, profesor... No quería...

No pude continuar hablando ya que el colocó su dedo índice sobre mis labios, indicandome que me callara.

Él cogió su varita de su capa y de tan sólo una pasada me curó la herida, al parecer usó un hechizo no verbal.

- Graci-

No pude terminar de gesticular la palabra.

- ¡Shh! Señorita Montague, váyase de mi oficina, la a maltratado lo suficiente...

Yo asentí con lentitud, me miré la mano y la herida había desaparecido por completo... Increíble.

Retrocedí unos pasos para abandonar su despacho, no sin antes articular unas palabras en un susurro cálido.

- Gracias, profesor...

Dicho eso me fuí de su oficina, con un color carmesí en mi inocentes mejillas. Snape no había sido para nada cariñoso, pero la había curado, eso era un avance, ¿no?

Sacudí mi cabeza, tratando de alejar esos pensamiento y dejar de sonreír como una estúpida.

Ya era un poco tarde, pronto tenía que ir al gran comedor pero antes de eso decidí salir a pasear por las afueras del castillo. Empecé a caminar con lentitud, sin prisa y sin estrés, cuando de repente veo a Aike junto con Alexander y tres chicas más. No las conocía.

Según veía de lejos había una con una cabellera rubia, gafas circulares y tez pálida, su sonrisa era adictiva y por su uniforme era de Slytherin, al igual que Aike.

También, al lado de Alexander una chica con una trenza de color café oscuro, esta chica estaba muy sonriente y tomaba la mano de Alexander amistosamente, por su uniforme puedo indicar que es de Gryffindor, curioso.

Me acerqué acelerando el paso, ¿quienes serían esas chicas? No lo sabía y lo iba a hacer en unos instantes.

- ¡Abril!

Me saludó Aike levantandose y acercarse a darme un abrazo, que yo le correspondí.

- ¿Como estais?

- Que pasa, Abril.

Dijo Alexander haciendo un ademán con la mano y sonriendo, yo le devolví la sonrisa.

- Perdón si soy descortés, pero... ¿Quienes sois vosotras?

La chica de Slytherin se levantó y dijo.

- Mi nombre es Leyre, un placer, ¿Abril?

Yo la sonreí y asentí.

- Un placer, Leyre. Bonito cabello.

Ella se sonrojó y sonrió en modo de agradecimiento, ¿desde cuando una Slytherin podría ser tan tímida? Aún así era agradable.

- Te presento a Naiara...

Dijo Alexander.

- Encantada Naiara, soy Abril.

La chica sonrió tímidamente.

- Gracias...

Me senté juntos a ellos y solté un suspiro.

- Acabo de volver del castigo de Snape.

- ¡Es verdad! ¿Como te fue? Seguramente mal, el profesor Snape es demasiado tenebroso.

- Pues a mi me cae bien el profesor Snape.

Dijo Naiara, con un tono pacífico.

Yo solté una silenciosa carcajada y luego agregué.

- Bueno... No me fue tan mal, supongo...

- Supones...

Aike me sonrió con picardía y yo solo reí.

- ¿Abril? ¿Estas colorada?

- ¿Y-yo? Ni de coña.

- Abriiiilll, ¿que ocurrió con el profesor Snape?

- Ay vamos, no ocurrió nada. Tan sólo me curó, me corte con un frasco.

Todos los presentes me miraron sorprendidos.

- Snape no hace eso ni con los de mi casa.

Agregó la chica de Slytherin, Leyre.

- No se si sentirme bien o mal.

- Pero si parece un murciélago.

Ninguno de nosotros pudimos aguantar la risa después de el comentario de Aike, era una risa demasiado contagiosa.

- 15 puntos menos para Slytherin, Hufflepuff y Gryffindor. Haber si procuran cuidar sus espaldas.

Mierda...


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