𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 - 𝙛𝙖𝙢𝙤𝙨𝙖𝙨 𝙮 𝙩ú

𝗔𝗻𝘁𝗼𝗻𝗲𝗹𝗹𝗮 𝗥𝗼𝗰𝗰𝘂𝘇𝘇𝗼

Pedido de otigle

¡Siento la tardanza en publicarlo, pero espero que te guste la lectura!

Antonella Roccuzzo x Male!oc

Advertencia: relación con un menor, escenas explícitas (+18)

Desde que no estoy con Leo siento que necesito a alguien que pueda satisfacer mis necesidades. ¿Sabéis cuando hace ya demasiado tiempo que no practicas sexo con alguien y estás demasiado necesitada? Mira que pensaba que no me pasaría, pero estoy aquí, en mi sofá viendo una serie de Netflix con palomitas y no he salido de casa en todo el día. Me aburre cada día y no sé qué hacer ahora mismo. Debería estar preparándome para ir a recoger a mis hijos.

Me dispongo a darme una ducha rápida, vestirme y arreglar un poco mi cara. Hace muchos días que no duermo, y la verdad es que no sé el por qué, estoy bastante cansada y lo normal sería estar dormida diez horas por lo menos y sin despertarme.

Salgo de casa y abro mi nuevo coche para poder sentarme en el asiento del piloto, ponerme el cinturón de seguridad y poner en marcha el vehículo. Llegué algo temprano, así que entré dentro de la escuela y me esperé en uno de los sillones que tenían para que los padres y alumnos se sentaran si lo necesitaban. 

Cuando me senté, me percaté que había un chico que aparentaba unos quince o dieciséis años escribiendo algo en una hoja. Era joven, pero se veía alto. Seguro que más que yo. Era musculoso, pero no demasiado. 

Creo que lo observé demasiado tiempo, porque el chico se giró hacia mí con las mejillas levemente sonrojadas y con una sonrisa demasiado bonita a mi parecer. Le sonreí de vuelta y me dio curiosidad por saber lo que estaba escribiendo.

—¿Qué estás escribiendo? —le sonreí.

—No es nada... solo un relato, son deberes.

—Y...2 ¿De qué trata?

—Es un relato de terror, pero romance dentro. Los protagonistas se enamoran mientras son perseguidos por una extraña apariencia. —Sonrió orgulloso de su tema—. El nombre es Monstruo Enamorado.

—Wow, tenés creatividad, eh. Me gusta eso.

Él sonrió y me dio un gracias mientras asentía lentamente la cabeza. Me quedé fijamente admirando su cabello. Se parecía al de Lionel...

El sonido del timbre me quitó esos pensamientos. Dios... estaba pensando sexualmente con un chico de quince. Eso no podría ir a peor. 

Busqué a mis tres hijos entre la multitud de niños que salían de las clases.

—¡Mamá!

Sonreí cuando divise mi hijo pequeño yendo hacia mí. Iba a abrazarme, pero cuando vio al chico con el que hablé antes sonrió cómo nunca.

—¡(t/n)!

El chico se giró al oír su nombre y sintió al ver a Ciro.

—¡Eyy! ¿Qué tal, cómo estás?

—¡Muy bien! —sonrió y le dio un abrazo.

—Ciro, corazón, con cuidado que está haciendo sus deberes.

(t/n) se confundió al ver que le hablara al pequeño.

—¿Eres su mamá? —sonreí para afirmarlo—. Oh, lo siento... tuve que ser más respetuoso, señorita Roccuzzo, yo-