XVIII

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Al día siguiente.

Isabela estaba feliz, Hürrem le mandó a decir por medio de su criada que aceptaba cenar con ella. La pelinegra estaba más que feliz, la sultana de sus sueños había aceptado cenar con ella.

Mientras que Isabela festejaba en sus aposentos, la pelirroja estaba en su habitación pensando en qué podría regalarle a la sultana de su corazón.

Mihrimah se acercó a ella.

-Mamá...

Hürrem la miró.

-Dime, hija mía...

-La sultana Mahidevran...

-¿Qué pasa con ella?

-Quiero verla... dile que venga...

Hürrem acarició la mejilla de su hija y sonrió.

-Vamos a verla a sus aposentos...

Mihrimah asintió, Hürrem la tomó de la mano y salieron de sus aposentos para ir a ver a la sultana.

Llegaron a los aposentos de Mahidevran y entraron, ella estaba frente al espejo arreglando su cabello. Las vio entrar, sonrió y se dio vuelta.

-Hürrem, Mihrimah... bienvenidas...- se acercó un poco.

-Hola, Mahidevran... Mihrimah quería verte, por eso vinimos...- dijo la pelirroja.

La castaña miró a la pequeña sultana, ella se acercó y la abrazó. Mahidevran sonrió, la levantó en sus brazos y miró a Hürrem.

-¿Tú no querías verme...?- preguntó.

-Obvio que sí...

-Sultana...- dijo Mihrimah.

Mahidevran la miró.

-Dime...

-Mañana a la noche... ¿puede ir a dormir a nuestros aposentos...?

Las dos se miraron y luego miraron a Mihrimah.

-Está bien, cariño...

Se sentaron en el diván. Hablaron de varias cosas, Mihrimah no quería separarse de la castaña. Jugó un rato con ella y luego una criada llevó a la pequeña de vuelta a los aposentos de Hürrem.

Al estar a solas, la castaña la miró.

-¿Qué pasó con Isabela?

-En la noche cenaremos en mis aposentos...

-Oh, está bien- miró hacia otro lado.

Hürrem agarró sus manos, Mahidevran la miró.

-Perdón, pero no puedo evitar desconfiar de ella...

-Te entiendo... Tienes que estar tranquila, no pasará nada, ¿sí?

-Sí, confío en ti...

Hürrem se acercó y la besó con cariño. El beso se intensificó y la castaña se subió en sus piernas, la pelirroja la agarró de la cintura, la castaña bajó sus besos hasta el cuello de la pelirroja para marcarlo y ella soltó un pequeño gemido.

Gülsah estaba viendo y escuchando todo por la puerta trasera. Una lágrima bajó por su mejilla al saber que ellas estaban en una relación. Cerró la puerta y salió de ahí con el corazón roto.

La castaña dejó de besar su cuello y se bajó para sentarse a su lado.

-Mahidevran...- suspiró y la miró.

-Te dejé una pequeña marca para que sepa que tienes dueña...- rió un poco.

-Mmm, está bien... ¿Me haces otro...? Pero esta vez, en otro lado...- la miró coqueta, mientras se mordía el labio inferior.

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⏰ Última actualización: Apr 01 ⏰

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