⋆Twelve⋆

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-¿A dónde iremos?- preguntó Sol sonriente.

-Iremos al centro comercial- le respondí -A buscar el vestido más lindo.

El trayecto al centro comercial fue divertido, Sol me preguntaba cosas como cuál era mi color favorito, animal preferido. Al contrario de su hermana mayor, a ella si le interesaba conocerme.

Entramos tienda por tienda, y no había tienda en la que no saliéramos con bolsas, al igual que no había tienda por la que no se deslizara mi tarjeta. Nos sentamos en una banca para descansar, más bien yo ya que traía todas las bolsas.

-Abril, solo veníamos por un vestido- dijo riendo la pequeña.

-Creo ue me emocioné un poco- le conteste entre risas.

-Te gustaron?- le pregunté ya cuando ibamos
de regreso a su casa.

-Mucho- contestó con una enorme sonrisa -A mi mami le gustaban con florecitas- ¿le gustaban? -Samantha dice que está en el cielo- dijo mirando hacia la ventana, de inmediato un nudo se me hizo en la garganta -Con mi papi cuidándonos- sonrió -Les gustarán mucho los vestidos que me compraste- volteó a verme y yo hacía todo lo posible por contener mis lágrimas.

-Claro que si hermosa.

Presioné el botón que quitaba el seguro y la alarma para que pudiéramos subir al auto.

Dios, tenía un horrible nudo en la garganta. Eso explicaba por parte la dura forma de ser de Samantha. Trabajar, estudiar y además hacerse cargo de su pequeña hermana.

A pesar del que el comentario de Sol me había dejado en shock, el regreso fue divertido con sus inocentes preguntas sobre su hermana y yo. Bajamos del auto y de cerca de veinte bolsas que había en la maletera del auto de Samantha la mitad o más de la mitad eran de Sol.

Ella tomo algunas y yo tomé el resto y una bolsa de las más con una 'compra especial'.

Llegamos a la puerta y tocamos el típico timbre de las tres campanas. Y fue Samantha quien nos abrió.

-Son las tres y veinte de la tarde- nos informó en tono de reproche.

-¿Las tres?- pregunté sorprendida, nos habíamos demorado solo tres horas comprando. -Corre Solci!- le dije acelerada -La fiesta es a las cuatro- le dije recordando la hora marcada con letras rosas en la invitación.

Ambas corrimos escaleras arriba ignorando por completo a Samantha.

Seguí a la pequeña a la que seguramente sería su habitación. De un color rosa su dormitorio era decorado por muebles blancos, con una cama de color rosa pálido, digna de una princesa. Con un delgado velo que la cubría cayendo desde el techo, sin duda hermosa.

-Que linda habitación que tienes- le dije mientras corría el velo que cubría la cama para poner todas las bolsas en esta. Ella solo soltó una ligera risa. -Bueno anda a ducharte- le dije y asintió con la cabeza antes de entrar al baño.

Comencé a guardar toda su ropa nueva, efectivamente si tenía vestidos, pero se notaba a simple vista que no le quedaban más. Guardé todos dejando afuera un vestido rosa con florecitas blancas, tal y como a Sol y a su madre les gustaban, Además unas sandalias blancas. Salí de la habitación para que se vistiera, una vez lista me llamó, se veía preciosa.

-Ven para peinarte- le dije y comencé a acomodar su cabello tan parecido al de su hermana mayor.-¿Lista?-le pregunté y con una enorme sonrisa asintió con la cabeza, estábamos por salir cuando recordé. -¡Espera!- le dije señalando mi bolsa con la 'compra especial' y Sol comenzó a reír.

Me senté en la cama y me quité mis tacones y saqué una par de botas negras de la caja que estaban en la bolsa.

-Seguro le gustarán- apoyó la pequeña sin parar de reír -Pero tú las odias- tenía razón, las detestaba.

-Estás en lo cierto- agregué entre risas -Pero son cómodas- algo bueno tenían que tener.

Bajamos las escaleras en pequeños saltos, y a la mitad de la escalera logré ver a Samantha abajo viéndonos.

-Acá te hago entrega de tu princesa- la pequeña estalló en risas, Yo miraba a Samantha expectante, esperando que le dijera algo, mínimo un 'Que bonita' pero la desabrida de su hermana solo la alzó en sus brazos y le dio un beso en la mejilla.

Cambié mi mirada 'expectante' por una fulminante y sin que la pequeña se diera cuenta articule sin sonido 'Dile algo'. Me obedeció.

-Te ves hermosa.- le dijo y Sol rodeó su cuello con sus brazos. -Ve y trae tus cosas, para ir a dejarte- le dijo bajándola y esta volvió a subir las escaleras para traer el regalo y una pequeña mochila. -Te veo más...- seguramente era 'baja' ya que miró hacia abajo buscando mis tacones, pero estos no estaban más. -¿Y eso?- soltó una carcajada, di un paso hacia atrás para subir al primer escalón y estar más a su altura.

-Bueno, ya que siempre me críticas y me dices que soy una "hueca" por mi forma de vestir- Samantha seguía riendo -Tal vez- alargué -Con esto ya no digas que soy más 'estúpida'- sonreí -Porque ambas sabemos que tú sabes que no lo soy.

-No logro entender por qué tienes tanto interés en agradarme- dio un paso hacia mí -¿Me lo puedes explicar tú?- me miraba fijamente -¿Me puedes decir por qué tienes tanto interés hacia mí?

-Puede ser porque quiero que seamos amigas- pasé mis manos por su cuello -obpuede ser que me gustes- era más que obvio que no le diría 'Por una apuesta que hice con Nuvia'.

-¿Yo?- Soltó una carcajada -¿Gustarte? Por favor.

-Tú me criticas mucho sin siquiera conocerme- empecé a acariciar su cabello.

-No necesito conocerte más para saber cómo eres- contestó segura.

-Ya te lo dije Samantha- mientras me acercaba lentamente a sus labios -Voy a hacer que te tragues tus palabras- susurré sobre sus labios, los cuales entre abrió esperando que la besara. Pero al contrario, la solté y de un brinco baje el escalón. Sacándole la vuelta camine hacia la puerta. En segundos Sol bajaba las escaleras.

Perfecto, tendríamos casi tres horas y media solas.

𝙼𝚎, 𝙼𝚢 𝚜𝚎𝚕𝚏 𝚊𝚗𝚍 𝙸 《Rivari》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora