⋆Twenty⋆

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-Maldición Abril- dijo molesta -¡No hay otra Samantha!

-¿Por qué no me dejas conocerte?-pregunté ahora yo molesta golpeándola en el abdomen.

-Ya, ya- repitió tomándome de las muñecas para que dejara de golpearla -Me llamo Samantha Rivera, tengo diecinueve años-

-¿Diecinueve?- la interrumpí -Ves... logré que me soltara y la volví a golpear -Eso no lo sabía- volvió a sujetar mis muñecas -¿Qué haces un año atrás?- pregunté extrañada.

-No te importa- Contestó de mala gana.

-Si me importa si no, no te estaría preguntando- le contesté obvia -¿Reprobaste?- le pregunté divertida.

-¡No!- reí por su gesto.

-¿Entonces?

-Ya, está bien, yo te pregunto a ti- finalmente accedi.

-¿Responderás cualquier cosa?- preguntó y asentí con la cabeza.

-Con la única condición que después tú respondas todas mis preguntas- enfatice todas.

-Entonces no- sonrió hipócritamente.

-¡Samantha! ¡¿Qué escondes?!- le grité desesperada, ¿por qué demonios no quería responderme un par de preguntas?

-Nada- dijo tranquila.

-Sabes... olvídalo- bufe molesta haciéndome a un lado -solo pierdo el tiempo intentando acercarme a ti- me puse de rodillas en el verde césped para luego ponerme de pie -Creo que tú me has rechazado lo suficiente para toda la vida- tomé mi tacón que estaba aún enterrado en la tierra y cojeando comencé a caminar por el enorme jardín del campus. Sinceramente cruzaba los dedos porque Samantha me alcanzara y me dijera que lo sentía y que respondería mis preguntas pero a eso se le llamaría un completo milagro.

-¿Qué te pasó?- preguntó Nuvia riendo, mirando mi irregularidad en los zapatos.

-Nada, le enterré el tacón en la cara a Sarah- dije como si nada abriendo mi casillero.

-¿E-Enserio?- preguntó sorprendida.

-No- contesté -Pero quisiera hacerlo- cerré la puerta de un golpe.

-¿No te los cambiarás?.

-No, hace días saqué todas mis cosas del casillero- había sacado ropa, zapatos y accesorios, ahora solo habían libros, papeles y útiles escolares.

-¿Y tú qué haces afuera?- le pregunté mientras comenzaba a caminar junto a ella.

-Al parecer Hoffman no se levantó de buen humor- rió -Creo que se quedará solo en el salón- me uní a su risa, también la habían sacado.

-¿Y cómo te fue anoche?

-Bien- dijo con una enorme sonrisa -Cenamos, platicamos, un "Quiero que seas mi novia"- dijo con emoción -Y por supuesto un "Claro que si Nuvia, eres tan guapa"- reí ante su exageración de la historia.

-Eres una mentirosa- no podía parar de reír.

-¿Y tú?, ¿Finalmente te rendirás y aceptarás que gane? La sexy Milla nunca pierde- dijo con seguridad.

-Pues esta vez-

-Lindos zapatos- escuché detrás de nosotros la burlona voz de Bárbara, me di la media vuelta para verla de frente. Denisse la abrazaba por detrás y a los lados como siempre estaban los clones.

-¿Qué? ¿Te gustan?- pregunté con hipocresía -Estaba por tirarlos pero si los quieres te los regalo- sonreí -Creo que cualquiera será mejor que esos- hice una mueca de desagrado al ver sus zapatos.

Ni siquiera puse atención a su respuesta porque toda mi atención se enfocó en Samantha quien caminaba hacia nosotros con una caja blanca en las manos.

-Ten- me la entregó sin interesarle los demás -Espérame en la salida- susurró en mi oído antes de seguir caminando por el pasillo. Todos miraban sorprendidos excepto Denisse que lejos de 'sorprenderse' estaba enfurecida.

¡Muérete de celos Stewart! -¿Entonces? ¿Si los quieres?- solté una carcajada antes de darme la media vuelta y seguir caminando con Nuvia por el pasillo.

-¿Aún sigues pensando que perderé?- le pregunte a Nuvia riendo.

-Debo aceptar que me sorprende- dijo incrédula -¿Y qué es eso?- preguntó señalando con la mirada la caja blanca.

-No lo sé- contesté sincera mientras tomaba la tapa para abrirla, al ver el contenido me fue imposible no reír, eran las botas que yo había tirado ayer.

-Está loca si piensa que tú usarás esas- dijo segura Nuvia.

-Yo las compré- le dije y sus ojos se abrieron como platos.

-Imposible.

-De verdad- reí -Ayer me dijo que yo no era su tipo y las compré- le expliqué -Según ella aun así seguía sin agradarle y cuando llegué a mi casa las tire a la basura- Nuvia negó con la cabeza.

-Esa tipa está pisoteando a Abril Garza- rió.

-Por ahora- sonrei -Me las cobraré toda Nuvia.

-iAy! ahora si quedaste linda- esa hipócrita voz -¿Qué vendrá después? ¿Pantalones rasgados y chaqueta de cuero negro?- soltó una carcajada.

-Olvidé que querías los zapatos- hice una mueca de molestia -Pero seguro que los encuentras en el basurero del segundo piso- seguí caminando sin siquiera voltear a verla, no me interesaba ponerme a discutir ahora.

Las clases pasaban rápido, me era difícil poner atención tratando de encontrar el motivo por el cual Rivera quería verme en la salida, siendo que no paraba de decir "Aléjate de mí".

Era divertido ver como todos se sorprendían ante la ausencia de mis tacones, había sido un cambio drástico.

Finalmente el último timbre del día y la "fabulosa" profesora no se cansaba de hablar.

Típico, quieres salir temprano y a los maestros se les ocurre quedarse más tiempo. La dictadora cerró su boca y por fin nos dio la salida, junténmis libros para poder ir a mi casillero y dejar los que no necesitaría para hacer tareas.

Habíamos sido el último salón en salir, seguramente Samantha ya se habría ido, algo desilusionada salí del edificio, de verdad quería saber que quería.

Bajaba las escaleras del edificio cuando logré verla, estaba sentada en una de las bancas de la acera del plantel, viendo hacia el estacionamiento. Sus codos estaban recargados en sus rodillas donde estaba su chaqueta, ahora solo vestía una blanca camiseta, la blanca y provocativa camiseta.

Me acerqué procurando no hacer ruido, logré mi cometido y la abracé por la espalda, se sobresaltó un poco pero al darse cuenta de que era yo no se movió.

5/9

𝙼𝚎, 𝙼𝚢 𝚜𝚎𝚕𝚏 𝚊𝚗𝚍 𝙸 《Rivari》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora