⋆Twenty four⋆

829 73 0
                                    

Estaba más que molesta. Primero, Samantha no tenía derecho a hablarme así, sé que yo la había molestado demasiado, pero nunca llegué a faltarle el respeto ¿Esa había sido la paga por pasar mi tarde cuidando a su hermana? Era una malagradecida.

Y segundo mi madre, que sólo para que no la carcoma el remordimiento, una vez al año finge que le intereso. Y esta vez no pudo ser más inoportuna.

Sábado en la tarde. Mi madre había intentado arreglar las cosas conmigo. Pero cada vez que trataba de hablar, era interrumpida por su estúpido celular. Una vez más, me puse de pie y subí a mi habitación dejando las cosas aún peor.

Claro, si es que es posible que nuestra relación madre-hija empeore.

Domingo en la noche. Estaba prácticamente tirada en mi cama, tal y como me la había pasado todo el fin de semana, no tenía ganas de nada. Era más el enojo que traía por dentro que las ganas de salir siquiera por un vaso con agua.

Extrañaba a Denisse. Ella era quien me hacía olvidar todos los problemas con mi "familia". Y qué decir de Nuvia, ella no sólo me ayudaba a distraerme, también me escuchaba y trataba de ayudarmne con todo lo que pudiera. Pero ahora ella estaba con Victoria y Denisse con Sarah. Lo que da como resultado: Abril más sola que una escuela en domingo.

-Mierda- hablé sola al despertarme y levarme una sorpresa para nada grata. A mi despertador no le habían dado ganas de despertarme, ahora seguramente no llegaría a tiempo para la primera clase. Cogí algo 'sencillo' para ponerme, no tenía la mínima intención de arreglarme.

Abrí mi casillero, saqué un par de libros de mi bolso para intercambiarlos por otro par que estaban en las repisas. Ya me había perdido la primera clase así que no los necesitaría más.

-¿Qué tratas de demostrar?- una voz femenina me sorprendió. Según yo los pasillos estaban vacíos. La ignoré y de un golpe cerré la puerta verde del casillero -¿Es por lo que te dije sobre tus 'estúpidos vestidos rosas'?- preguntó burlonamente pero a mí no me causaba ni la más mínima gracia.

-En primera- suspiré -No intento demostrar nada y mucho menos a ti- dije claramente.

-¿Y ahora por qué tan ruda conmigo?- se acercó a mí intentando ponerme nerviosa. Sin duda alguna no sabía con quién estaba tratando, en segundos podía cambiar la situación.

-Eres una cínica Samantha- dije con repulsión y me corrí hacia un lado alejándome de ella, pero me sujetó por la cintura evitando mi escape.

-Eso no-

-¿Eso no decía hace unos días?- la interrumpí completando su frase.

-No- sonrió torcidamente.

-Tienes razón- afirmé -La verdad me avergüenzo de mí misma por haberte seguido tanto- ¿Lo ven? En segundos cambió la situación, ahora ella vendría corriendo a mis brazos.

-Pues...

-Ya Samantha- nuevamente la interrumpí. -Lo menos que quiero hoy es discutir, di lo que quieras, ya no me interesa- dije con fastidio, era la pura verdad -sólo déjame en paz- usé las mismas palabras que ella había usado conmigo.

Me di la media vuelta pero antes de que pudiera dar un paso, me sujetó fuertemente del brazo. Se le estaba haciendo costumbre estirarme de esa manera pensé. Me apegué a su cuerpo y su mirada se clavó en la mía.

-¿Quieres que yo te deje en paz?- rió pesadamente -¿Cómo? ¿Así como tú me "dejas en paz"?- rodé mis ojos.

-Si Samantha, si- arrastré mis palabras con un toque de ironía y sarcasmo, más que nada para tratar de terminar con esto. Una mano se posó en mi mejilla y en cuestión de segundos sus labios chocaron con los míos.

-¡Qué te sucede!- le reclamé empujándola, me miraba atónita. Seguramente ella aseguraba que le respondería de una mejor manera. Acomodé mi bolso en mi hombro para alejarme de ella lo más pronto posible. Había decidido renunciar a la apuesta, pero después de esto merecía venganza. Samantha me las pagaría todas.

Con rápidos pasos, salí del edificio. Caminaba entre los jardines del campus, hasta que me di cuenta de que me había alejado lo suficiente.

Me detuve frente un enorme árbol, lancé mi bolso en el césped para después dejarme caer a un lado de esta. Doblé mis rodillas apegando mis piernas a mi cuerpo, las abracé y oculté mi rostro entre mis brazos.

-Escucha...

-¡Mierda Samantha!- alargué molesta ¿¡Cómo me había encontrado!? -¡Ya! me quieres lejos de ti y ahora yo también te quiero lejos de mí. Todos felices ¿Recuerdas? '¿Por qué no nos haces felices a las tres?'- enuncié las palabras que me había dicho días atrás cuando pidió que siguiera a otra chica del colegio.

-¡Escúchame!- dijo exaltada. Levanté mi mirada y la vi sentarse a un lado de mí recargándose en el enorme tronco del frondoso árbol.

-Y-Yo lo siento.


9/9

𝙼𝚎, 𝙼𝚢 𝚜𝚎𝚕𝚏 𝚊𝚗𝚍 𝙸 《Rivari》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora