CAPÍTULO TRECE - JAKE

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Jake se sentía como un niño. Tenía treinta y tres años, estaba sentado en un sofá, mientras que un muchacho con apenas la edad suficiente para comprar cerveza, cuidaba de él. Jake no estaba seguro de lo que esperaba cuando pensaba en la familia de Sunghoon, pero sabía que no se trataba de su hermano supermodelo o su novio que parecía un querubín con pecas.

Su ansiedad fue en aumento en cuanto escuchó por los lados la conversación de Jo y Sunghoon, especialmente cuando Jo agarró sus llaves y le dio un beso en la frente a Harua, prometiendo venir a buscarlo tan pronto como hubieran terminado de limpiar "el desorden". ¿Qué desorden? ¿Sunghoon estaba bien? Jo no parecía preocupado, más bien molesto y un poco divertido.

Y Jake no había preguntado. Jo no hablaba mucho de todos modos. Harua, por otro lado, parecía haber estado esperando la oportunidad de quedarse a solas con Jake.

Tan pronto como la puerta se cerró, se volvió hacia él, levantando la rodilla sobre el sofá y acercándose más. —Te acostumbrarás.

Jake frunció el ceño. —¿Acostumbrarme a qué?

Harua hizo un gesto con la mano. —A la rareza. La posesividad. A que actúen como si fuéramos incapaces de cuidarnos a nosotros mismos. Tengo que recordarme constantemente que Jo solo lo hace porque es su única forma de demostrarme que está preocupado por mi bienestar.

Jake frunció el ceño. —Sunghoon no tiene ningún motivo para preocuparse por mi bienestar. Nos conocemos desde hace menos de una semana.

Harua resopló. —Actúas como si el tiempo les importara un bledo a los Kim. No lo hace. Son como animales. Una vez que se han fijado en un aroma que les gusta, ya sea que hayan pasado diez segundos o diez años, entonces les perteneces. Sunghoon no permitirá que te alejes de él. Sé que suena aterrador, pero formar parte de la familia es...no es nunca aburrido. Y nadie te protegerá como lo hacen ellos.

—¿No tendré una opinión al respecto? —preguntó Jake, tratando de mantener el tono casual de Harua.

Una sonrisa cariñosa se dibujó en el rostro de Harua. —Él te dirá que sí. Seokjin les ha inculcado sutilezas sociales a todos ellos, y saben que este comportamiento no es correcto, pero equivale a poner una nueva capa de pintura directamente sobre una grieta. Eventualmente, el material original comienza a.... abrirse paso, ¿Sabes?

Jake había visto esto una y otra vez como perfilador. Las compulsiones no se podían domesticar ni olvidar. A veces, incluso años de terapia no eran rivales para la incesante y acuciantes necesidades de representar las fantasías más depravadas.

Eventualmente, la persona se veía en la necesidad de satisfacerlas, y era allí cuando las cosas se tornaban complicabas. Pero, Sunghoon parecía satisfacer esa necesidad con regularidad... ¿Eso lo volvía mejor?

—¿Qué piensas de él? De Sunghoon, quiero decir. —Finalmente, Jake preguntó.

La mirada de Harua se apartó de la de Jake. —Es gracioso... E intenso. Se esfuerza bastante.

Esa era una representación bastante precisa de Sunghoon. Intenso, divertido, pero también encantador y apasionado. Hacía que Jake sonriera al solo pensar en Sunghoon garabateando frases tontas en su taza de café matutina.

—Pero, eso te gusta, ¿no?

La mirada de Jake se levantó bruscamente justo para encontrarse con Harua estudiándolo intensamente. —¿Qué?

—Te gusta ser el objeto de los afectos de Sunghoon. —Jake empezó a protestar, pero Harua se encogió de hombros—. No tienes que darme explicaciones. Lo entiendo. Créeme, nadie te entiende mejor que yo. Jo es intenso a su manera, pero él considera el pasar por una persona normal como una especie de juego. Él se desliza entre papeles sin problemas, de ser el aburrido socialité al vigilante implacable. Sunghoon no tanto.

Bad Omens | Sungjake |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora