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El sonidos de los niños gritando en aquella habitación resonaba por todo el lugar, las risas sádicas de los que los torturaban también resonaban y un escalofrío invadió su pequeño cuerpo, tres hermanos sufriendo, suplicando que alguien los ayudará, que los sacara de aquel infierno, pero por más que suplicaban, que incluso rezaran...sus súplicas nunca fueron escuchadas y toda su inocencia se fue desvaneciendo entre las tinieblas de la noche, la sangre derramada lo confirmaba.

—Oh dios...que alguien nos ayude.

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Eran las 8:00 de la mañana, el sonido de los pájaros cantando invadían el gran y denso bosque, bosque donde justo yacía una enorme mansión, la mansión phantomhive, habitada por sus sirvientes y dos señores y amos: ciel y Amelia phantomhive, hermanos y huérfanos condes de la realeza, la hermana mayor, como siempre empezaba su día despertando temprano y preparándose para la rutina de su día que consistía en revisar grandes documentos de la compañía funtom y enviárselos a su hermano para que los vieran, ambos hermanos se encargaban de la empresa por igual, para que así ninguno de los dos abarcará más trabajo de lo necesario y pudieran tener tiempo de descanso, aunque la palabra descanso no exquisita en su vocabulario, ninguno tomaba un receso, no podían porque ambos eran igual de tercos y rencorosos.

La joven de cabellera negra con toques azulados suspiró —con que el italiano vendrá de visita, eh.—cerró sus ojos mientras fruncia ligeramente su seño—Espero que esto sea rápido.

Dicho aquello, la condesa se dirigió hacia la habitación de su pequeño hermano menor, esperando que el conde se hubiera siquiera despertado, pero conociéndolo bien no creía que eso fuera posible, en eso, mientras se dirigía hacia la habitación de su hermano se encontró por el pasillo al serviente fiel de los phantomhive, cuyo individuo traía el desayuno para su hermano; Sebastian michaelis.

—Buenos días, joven ama—saludó el mayordomo inclinándose ligeramente ante la noble.—Espero haya tenido un agradable sueño.

La condesa ignoró al mayordomo y entró a la habitación de su hermano, encontrándolo arropado con grandes frazadas y hecho bolita en ellas, Sebastian fue directamente hacia las ventanas y las abrió para que el sol entrará en la habitación y logrando así despertar al conde.

𝐏𝐇𝐀𝐍𝐓𝐎𝐌𝐇𝐈𝐕𝐄 [kuroshitsuji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora