Capítulo II

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Dos sombras largas rodeaban sus pies, parecían dos serpientes girando alrededor impidiéndole moverse; su pecho parecía arder en llamas, pero al inspeccionar detalladamente su cuerpo no había nada fuera de lugar... solo la pieza más importante y vital para su existencia: Su alma.

Yuuji ignoraba si despertaría o si su destino era permanecer en aquella basta oscuridad observando cómo su cuerpo era consumido. El único recuerdo al que se aferraba en ese momento era al de unas pupilas del color del cielo que parecían brillar incluso entre las penumbras. Sus labios se curvaron en una sonrisa, una acción casi instantánea al rememorar ese par de iris que tanto amaba.

Sintió su torso arder con más intensidad obligándolo a apretar sus párpados. Sus dientes rechinaron por la fuerza con la que estaba tensionando su mandíbula y fue entonces cuando recordó con claridad cómo había perdido la mitad de su alma y cómo, en consecuencia, terminó vagando en aquel lugar:

Humo, cada parte de su casa se llenó de un vapor extraño. Empezó a sentirse mareado y corrió escaleras arriba hacia su habitación para buscar su teléfono celular. Mientras buscaba al único contacto que sabía que podía ayudarlo en aquella situación, cubrió con la manga de su saco su nariz en un vano intento por protegerse.

Yuuji no poseía la capacidad de defenderse como lo haría Gojo, por lo que al oír su voz, una parte de él se sintió aliviado.

—Escucha, pequeño, si es por lo de la tesis creo que deberíamos dejarlo para otro... —El repentino ataque de tos de Yuuji dejó a su interlocutor sin habla —. ¿En dónde rayos estás?

—Casa...—fue lo último que pudo decir antes de sentir como una presencia se acercaba a él. Observó rápidamente hacia la dirección en donde sus sentidos le advertían que se encontraba aquel ente, no obstante le resultaba bastante difícil concentrarse en ese momento.

Se escuchó el sonido de la línea al colgar y de alguna manera supo que Gojo iría por él; después de todo el albino era el único que sabía cómo salvarlo de esta situación.

Todo se volvió borroso, no comprendía lo que sucedía a su alrededor, ni como no había caído ya inconsciente. De pronto una gran sombra se hizo presente, tan densa y profunda que parecía un bloque de concreto. Su corazón latía a toda velocidad, podía sentir el sudor empapándole la frente y espalda. Dio dos pasos hacia atrás y buscó entre su visión borrosa algo para defenderse.

La oscuridad avanzaba hacia él, parecía completamente hambrienta a pesar de no tener ningún tipo de rostro. Fue entonces cuando la puerta se abrió de golpe, Yuuji solo pudo notar una cabellera blanquecina asomándose desde el umbral de la puerta y aliviado por sentir su presencia se dejó caer al suelo. Grave error; la criatura aprovechó la fuerza de la gravedad y el peso de su propio cuerpo para incrustar lo que parecía una extremidad en el pecho de Yuuji.

Escuchó un grito y observó un resplandor, sabía que se trataba de Gojo, pero no pudo hacer ni decir nada más, no supo qué sucedió después, sólo sabía que su pecho ardía como si estuviera en medio de un enorme incendio y después de eso todo fue oscuridad...

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