7.- Eres mía.

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La Profesora Manobal me tomó de la cintura en medio de nuestro indecoroso beso y con fuerza me levantó lo suficiente para que me sentara en su regazo sin terminar nuestro encuentro. Mis manos pasaron tras su cuello y las suyas a mi cintura, sus labios se movían con sensualidad sobre los míos y a pesar de que hace no mucho había sido mi primer beso, podría decirse que mejoré considerablemente. Ahora podría regresarle el movimiento con la misma intensidad, al final siempre he sido alguien que aprende rápido.

Sus manos se movieron peligrosamente a mis muslos descubiertos haciéndome sentir en desventaja pues ella estaba totalmente tapada.

—Profesora— dije agitadamente en cuanto me separé, nos habíamos quedado sin aire y ella no lo pensó dos veces antes de bajar su boca a mi cuello, succionando y besando.

—Lisa preciosa— respondió sobre mi piel.

—¿Eh?— murmuré confundida.

—Puedes decirme Lisa fuera de la escuela— susurró cerca de mis labios— Quiero escuchar cómo es que gimes mi nombre mientras te vienes— finalizó para volver a unirnos. Ella era una total experta para besar, me volvía totalmente loca y ponía mi mundo de cabeza con solo el contacto de sus labios.

La Profesora Manobal se levantó conmigo encima por lo que me aferré con más firmeza a su cintura, caminó conmigo entre besos hasta que llegamos a las lujosas escaleras, fue ahí cuando se separó de mí y me apretó con más fuerza contra su cuerpo para empezar a subir con cuidado. No parecía pesarle mucho porque me cargaba sin problemas, sintiéndome un poco más atrevida, aproveché la situación para dejar inexpertos besos sobre la piel blanca de su largo cuello. La escuché suspirar fuertemente y tomé eso como incentivo para ahora con más confianza, repartir varios besos húmedos siguiendo un camino hasta su mandíbula.

Cuando por fin llegamos al segundo piso, caminó dos puertas y a la tercera la abrió con fuerza, dejándome ver una enorme cama en el centro de una elegante habitación. Las ventanas daban una vista hermosa y la decoración era de verdad muy linda ¿ella la habrá decorado? Pensé al ver los tonos negros y dorados ser predominantes en la habitación, un espejo considerable ocupaba una parte de la pared cercana a la cama, dejando ver a los ocupantes la mitad del cuarto.

Lisa regresó mi atención a ella en cuanto me depositó sobre las sábanas de seda color negro, eran demasiado suaves y hacía la situación un poco más erótica. Era como cuando en los libros la chica tímida es desvirtuada por el sexy galán y ciertamente eso iba a pasar conmigo, solo con la diferencia de que yo tenía enfrente a una mujer, en toda la palabra, sacada de una pasarela importante.

Con los ojos puestos en mí, la vi empezar a desabrochar su camisa de botones llevando mi pulso arriba de los 100bpm, lo hacía de una manera torturante y un gemido salió de mí al ver su hermoso brasier negro de encaje, resaltando su piel clara. Sus pechos eran un poco más grandes que los míos y su abdomen estaba marcado levemente de una manera deliciosa ¿acaso esta mujer podía ser más perfecta? Después de que terminó la misión, sacó de su cuerpo la tela y la aventó al piso sin importarle mucho.

Como yo estaba recostada con mis codos cargando mi peso, la Profesora se situó encima de mi pasando sus dos largas piernas a lado de mi y se detuvo cuando nuestras narices se rozaron, sus ojos me veían con adoración y necesidad. Su pupila estaba dilatada haciendo parecer que sus orbes eran negros, contrastando perfectamente con sus labios rojos.

— Eres hermosa Princesa— susurró después de observar mi rostro— ¿Estás lista Rosie?— Asentí lentamente y le brindé una sonrisa ladina, sentí sus labios tomar de nuevo los míos y con sus manos me empujó contra el colchón para que yo estuviera acostada por completo en la suave superficie.

Guilty Consience (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora