Cinco

164 23 15
                                    

A Cristian siempre le habían llamado la atención las propagandas. De hecho, fue una de ellas las que había hecho que empezara a consumir cerveza. La música, la idea de poder lograr convencer a alguien de consumir lo que él quisiera, ese pequeño poder como publicista había hecho que se inscribiera a la carrera y mal no le había ido.

Siempre le había gustado tener el control de las cosas y que todo marche de acuerdo a su plan.

Pero cuando Heung Min se le cruzó en el camino, todo ese control se había ido por la borda.

 Habían coincidido en el ambiente laboral y ni siquiera le había llamado la atención en un principio pero no fue hasta que empezaron a hablar que lo noto.

La conversación entre ambos fluía natural, pero  se fue volviendo más y más personal y sin quererlo, Cristian había terminado hablando de su vida y de sus sueños, hasta que se dio cuenta que los ojos de Heung Min  no paraban de recorrerlo y se detenía en su boca. Tan mal no se veía, pensó. El azul le debe quedar bien. Heung Min tampoco se veía mal, pelo negro, con mechones que le colgaban sobre la frente, ojos pequeños, piel perfecta y labios suaves.

Sintió como de pronto, el ambiente cambio a uno más caluroso.

-Alguien con quien compartir todo lo que te pasa? -le había dicho.

-Mi familia.

-Esposa e hijos?

-No, no, mis padres.

-Bien. 

-A veces se hace difícil salir con alguien, con tanto trabajo y acá nos conocemos entre todos. Tendría que descargarme Tinder o Grindr de nuevo.

-Grindr? Estas en Grindr?

-Estaba, vos?

-Tambien. Aunque no lo borré, siempre hay un lugar para el sexo en mi vida.


 Así había sido su primera conversación. Seguro, se había ido de allí con los pantalones apretados pero también su atención. Las cosas no habían llegado más lejos ese día pero una llama se había encendido: frases con doble sentido, rodillas que se tocaban en las reuniones, abrazos que duraban más de lo común en los festejos de campaña.

Algo como eso no podía durar mucho hasta que finalmente la bomba estallo en el estacionamiento.

-Entonces, Cristian, vamos o cojer o no? 

Él no había esperado que fuera tan directo pero lo agradeció.  Se acercó y lo beso con fuerza, cerrando todos esos meses de frustración y calentura y eso lo había hecho cometer una locura que más tarde lamentaría. Habían tenido sexo en el auto.

Pero era tarde para arrepentimientos. Había disfrutado y cuánto.

 Heung Min era muy inteligente y capaz y le excitaba la idea de estar con alguien que podía seguirle el ritmo intelectualmente. 

La relación había sido un torbellino muy estimulante. Parecia un adolescente con las hormonas a flor de piel. Sentía que podían cojer a todas horas y en cualquier lugar. A veces solo iba a su oficina para ver si podía chupársela. 

Si tan solo hubiera sido algo sexual pero no. Después del sexo, acostados, solían intercambiar  ideas y pensamientos. Heung Min era una persona que le hacia caricias en el pelo, lo besaba en sus puntos débiles, el cuello, la parte de atrás de su oído y escuchaba todo lo que el tenia para decir. Así es como compartió una idea con él, pero nunca pensó que lo traicionaría por la espalda.

Aprendió a las malas que todo lo bueno se termina. O en este caso, se repetía, pensó, mientras manejaba a la casa de Heun- 

Sonny. 

No White Flag (CUTISON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora