1.4 One And Only

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Carlos se había vuelto el único pensamiento en su mente, el único deseo en su corazón, el anhelo constante que lo acompañaba en cada paso del camino.

Cada día que pasaba, su corazón latía más fuerte por él, como si fuera imposible contener la fuerza de su amor. Se sumergía en la contemplación de su rostro, perdiéndose en la profundidad de sus ojos, buscando en ellos la respuesta a todos sus anhelos.

Su amor por él parecía solo crecer más fuerte, como una llama ardiente que no podía ser apagada. Sumiéndose en el recuerdo de sus facciones, de sus gestos encantadores, de su cuerpo, perdiéndose en los detalles que lo hacían único y especial. En cada instante, en cada suspiro, solo podía pensar en él, en cómo sería estar juntos y compartir sus vidas.

Este fuego abrasador era alimentado por la constante atención del español y la forma en que la relación que había entre ambos evolucianaba, dando pequeños pasos que parecían orientarlos siempre hacia el amor.

Charles nunca habría imaginado que se encontraría caminando por el centro de la ciudad en pleno lunes, justo al comienzo de una semana crucial en la escuela, ebrio y en compañía de Checo y Carlos.

Sin embargo, ese era su estado actual, tratando inútilmente de tararear una melodía mexicana dispuesta por el mayor de los tres conforme avanzaban por un largo pasillo de la plaza que atravesaban.

-¡No, Charlino!, ya te dije que así no va la canción—interrumpió, tratando inítulmente de corregir la pronunciación del monegasco—Carlos, por favor, enséñale bien el español a tu novio antes de querer interpretar a José José.

-Él habla francés, inglés e italiano y solo un poco de español, así que déjalo en paz, Checo. Cero envidias aquí, ¿okay?—reclamó con un tono más divertido que ofensivo. El estado de embriaguez se hacía muy notorio en las palabras arrastradas y el inestable caminar de los tres.

-¿Envidiarle qué?—soltó una estruendosa carcajada—¿envidar su "que alwayyyys I'm talkin' 'bout yoooouuuuuu"?—canturreó imitando al ojiverde—puras mamadas de blanco privilegiado primermundista—alardeó—ai'm sori for yu, Charles, pero lo único que te sale bien de esa canción es el sentimiento.

-Era cantar con sentimiento o cantar bien—declaró despreocupado el monegasco—¡espera que viene mi parte favorita!—comentó emocionado dando pequeños brincos y jalando un poco a Carlos del brazo, a quien se había mantenido espacialmente cercano toda la noche.

-They don't know que pensando en tu amoooor, en tu amoooor, I've been aaaable to heeelp myseeeeelf a viviiiiir—recitó hincándose drásticamente en el suelo, cerrando sus ojos y sus puños, sintiendo profundamente la letra de la canción.

-Tienes que admitir que su spanglish enamora—comentó el español con su mirada descendida hacia el espectáculo que en ese momento montaba Charles.

Checo se acercó a observarlo y colocando una mano en el hombro del moreno comentó—amigo, cúrate.

Y en efecto, Carlos se hallaba a sí mismo enfermo, enfermo de amor. Aunque su testarudo corazón y ego de hombre no le permitían verlo así.

Sin embargo, su visión no estaba del todo nublada, constantemente se encontraba a sí mismo contemplando más de lo necesario el angelical rostro de su amigo, sobre todo, los rosados labios de Charles.

Por supuesto que era alarmante, y por supuesto que también lo era desear más que nada en el mundo complacerlo y tenerlo a su lado siempre.
Y de pronto, su repentino debate mental se vio pausado por la voz de Checo escuchándose a lo lejos.

-Preciosa, ¿segura que ese es tu ligue o te están asaltando?—preguntaba coqueto hacia una pareja que se abría camino entre los tres estudiantes alcoholizados que parecían la exhibición de un circo más que tres amigos que solo pasaban el rato.

What Love Is About [Charlos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora