Ese mismo día, en su mirador favorito de la ciudad comenzó su romance clandestino, un vínculo íntimo y apasionado que floreció bajo los rayos del atardecer. Se encontraban en secreto, compartiendo momentos robados en rincones oscuros y escondidos, temerosos de las miradas indiscretas que podrían desentrañar su delicado equilibrio.
Ciertamente su momento favorito del día era cuando las clases cesaban y se reunían en la casa de alguno de los dos para poder expresar libremente sus emociones.
Era una tarde tranquila, con el sol ocultándose lentamente en el horizonte y tiñendo el cielo de tonos cálidos y dorados. Charles y Carlos se encontraban en la casa del español, un refugio seguro donde podían perderse el uno en el otro sin miedo al escrutinio exterior.
El ambiente estaba impregnado de una atmósfera íntima y acogedora, iluminada apenas por la luz tenue de unas velas dispersas por la habitación. Charles amaba romantizar cada momento que podían tener en intimidad, sin personas a su alrededor o tareas escolares limitando su tiempo de calidad.
Se sentaban juntos en un sofá, sus cuerpos tan cercanos que podían sentir el calor mutuo que emanaban. Sus manos se entrelazaban con ternura, mientras sus miradas se encontraban en un juego silencioso de complicidad y deseo.
Charles se recostó suavemente sobre el hombro de Carlos, buscando su cercanía como si fuera su único refugio en el mundo. Carlos rodeó con su brazo los hombros de Charles, atrayéndolo aún más hacia él en un gesto protector y cariñoso.
— ¿Sabes? —susurró Charles, con voz suave pero cargada de emoción—. Estar así contigo, en este momento, es lo único que realmente importa.
—Sí, lo sé —respondio, con una sonrisa tierna—. Contigo, el tiempo se detiene.
El tic tac del reloj en la pared parecía desvanecerse en el fondo, dejando solo el susurro suave de sus suspiros compartidos.
—Charles, siempre que estamos juntos, siento que todo encaja —confesó, acariciando suavemente el rostro de su amante.
Con cada palabra susurrada al oído, con cada caricia furtiva, el mundo exterior se desvanecía, y
solo existían ellos dos, inmersos en un universo propio de emociones intensas y pasión desenfrenada.—Yo también lo siento, Carlos. Eres mi refugio, mi lugar seguro —respondió Charles, acercando su rostro al de Carlos en un gesto de complicidad.
Sus labios se encontraron en un beso apasionado, sus corazones latían al unísono en un ritmo frenético, como si el tiempo mismo se detuviera para permitirles saborear cada instante de aquella unión prohibida.
—Te amo, Charles—murmuró Carlos, entre besos.
—Y yo a ti, Carlos—respondió Charles, con voz entrecortada y con poco aliento por la emoción.
A pesar de los desafíos y las dificultades que enfrentaban, su amor solo parecía crecer más fuerte con cada encuentro clandestino. Descubrieron nuevos aspectos el uno del otro, explorando territorios desconocidos con una pasión ardiente que solo se intensificaba con el tiempo.
A medida que su relación se profundizaba, también lo hacía su necesidad de mantenerla en secreto. Sabían que el mundo exterior nunca entendería la complejidad de lo que compartían, y por eso optaron por protegerlo celosamente, guardando sus momentos preciosos como tesoros ocultos en lo más profundo de sus corazones.
La idea de contarle a Charlotte o alguna otra persona de la confianza de Charles ni siquiera atravesaba su mente. Sabía perfectamente lo que le dirían:
"Carlos no parece ser el tipo de persona que te conviene. ¿No sería mejor buscar a alguien con quien puedas tener una relación abierta y sin problemas?"
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What Love Is About [Charlos]
FanfictionEn 'What Love is About', las canciones son más que melodías; son hilos que conectan las vidas de un par individuos entregados a las pasiones de su corazón. A través de encuentros fortuitos y desafíos inesperados, descubren que la música no solo les...