Alucard: El Legado Oscuro

CAPÍTULO 8. EL PACTO DE SANGRE [2da Parte]

Seward, incapaz de contener sus emociones por más tiempo, se dirigió a Alucard con un tono retador, aunque en su mirada se percibía más una súplica de comprensión que una verdadera confrontación.

—Alucard—, dijo Seward con voz temblorosa, —necesito saber tus verdaderas intenciones hacia Lucy. ¿Qué papel juegas en su destino? ¿Eres su protector o su verdugo?—.

Alucard observó a Seward con una mezcla de compasión y seriedad. Comprendía la angustia del joven médico y la necesidad de respuestas en un momento tan crucial.

—Mi relación con Lucy es complicada—, admitió Alucard, con una franqueza que sorprendió a los presentes. —Somos enemigos por naturaleza, pero también compartimos un vínculo ancestral que va más allá de nuestra voluntad. No puedo prometer protegerla, pero tampoco deseo su destrucción. Mi papel en su destino está sujeto al capricho del destino y las fuerzas que nos gobiernan a todos—.

Las palabras de Alucard resonaron, cargadas de significado y misterio. Seward, aunque aún no estaba completamente convencido de las intenciones del vampiro, sintió un destello de esperanza en su corazón.

—Entiendo—, murmuró Seward, con un gesto de resignación. —Es difícil aceptar la complejidad de esta situación, pero confío en que, en última instancia, todos estamos luchando por un bien mayor, incluso si nuestros caminos divergen—.

El silencio que siguió fue interrumpido por el crujido de las viejas vigas de madera de la abadía, como si el edificio mismo estuviera susurrando secretos olvidados. En la penumbra de la iglesia, Alucard, Van Helsing y Seward se enfrentaban a un futuro incierto, donde cada decisión podría sellar el destino de aquellos que amaban y de toda la humanidad.

***

Abraham Van Helsing interrumpió con una pregunta que resonó en el aire cargado de tensión.

—¿Qué fue lo que Lucy te entregó en aquel lugar, antes de escabullirse del pueblo?—, inquirió Van Helsing, su mirada penetrante buscando respuestas en la expresión del vampiro.

Alucard tomó un breve momento para recordar, su mente retrocediendo al encuentro fugaz con Lucy en las sombras del pueblo. —Ella me entregó algo... un objeto envuelto en un paño—, respondió finalmente, su voz cargada de incertidumbre. —No tuve tiempo para examinarlo en ese momento, pero lo guardé. Podría contener alguna pista sobre sus intenciones—.

Alucard tomó la carta que Lucy le había entregado. La delicada caligrafía en el anverso revelaba palabras de amor y amistad, pero al girarla para examinar el reverso, una sensación de inquietud se apoderó de él. Allí, trazado con tinta enigmática, había un mapa que indicaba un lugar ominoso: el Cementerio West Highgate, en la zona de los estanques.

El vampiro observó el mapa detenidamente, captando cada detalle con sus penetrantes ojos. La oscuridad del cementerio parecía llamarlo, susurrándole secretos que solo las sombras conocían.

—Esto no es una coincidencia—, murmuró Alucard, compartiendo su descubrimiento con Van Helsing y Seward. —Lucy nos está conduciendo a algún lugar en el Cementerio West Highgate. Debemos seguir este rastro y descubrir qué secretos yacen ocultos entre las tumbas—.

Van Helsing asintió con solemnidad, su mirada brillando con determinación. —Si Lucy nos guía hacia este lugar, debemos estar preparados para lo que podamos encontrar. El Cementerio West Highgate es un terreno peligroso, especialmente durante la noche—.

Seward, aunque aún dubitativo, se unió al acuerdo. —Si Lucy está involucrada en algo oscuro, debemos intervenir y proteger a los inocentes. No podemos permitir que su sed de sangre se salga de control—.