Eclipse; Theodore Nott

viii.aire denso

Capítulo 8: Aire denso

Los días se habían vueltos dolorosamente tranquilos para la reina rubia de Gryffindor. No había tenido más contacto con Theodore Nott, más que las clases compartidas de Pociones en las que ninguno se hablaba.

Por otro lado, cada maldita noche del frío noviembre había estado reviviendo esa vez en el baño o aquella vez en el aula vacía. Ella sentía las manos de Theodore aún en ella, nada borraba sus huellas.

Incluso se había tallado con la esponja hasta enrojecer su piel, pero todavía lo sentía en ella y aunque le molestaba, también sentía algo fuerte al ser consciente que lo llevaba con ella. Era inútil decir que no sentía algo hacia el Slytherin, aún que no sabía que era eso.

¿Era amor? ¿Deseo? ¿Ansias de experimentar algo nuevo y divertido? Por el momento, esperaba no averiguarlo y dejar que el tiempo se llevara esos sentimientos.

Su relación con Harry había mejorado un poco ya que el comenzó a visitar más el castillo y volvieron a convivir seguido, pero Taylor sabía que algo había cambiado, cosa que Harry no parecía notar.

–Merlin, estoy tan exhausta–dijo Blake, dejándose caer sobre la cama y el rubia la miró

Ella estaba sentada en la suya, leyendo un libro en silencio hasta que la pelirroja llegó.

–Y la tarde está perfecta para dormir–era cierto, los ojos grandes de Taylor miraron hacia la ventana donde se resbalaban las gotas de lluvia y se observaba los truenos alumbrar a la distancia–oye, Taylor, ¿estas bien?–la rubia la miró
–¿Por qué lo dices?
–No lo sé, desde el mes pasado tú comportamiento ha cambiado mucho, aveces te veía más feliz, pero ahora estás decaída.
–Yo...–miró los ojos de su amiga, pero estaba seguro que reaccionaría igual que Hermione si le decía la verdad

Aún así, sentía que en cualquier momento explotaría, pero quería guardárselo. Sabía que no lo lograría por mucho tiempo.

–Creo que quiero terminar con Harry–lo dejó salir sin cuidado y espero los gritos de Blake, pero nunca llegaron

El rostro de la pelirroja estaba sereno y la mirada, como esperando que continuara, pero ella no lo hizo.

–Jumm, ya lo sabía.
–¿Qué?
–Bueno, no lo sabía, pero lo veía venir.
–¿Por qué dices eso?–interrogó Queen, nerviosa
–He notado que no te importa como antes las cosas respecto a Harry, estabas rara y cerca de él te noto diferente a como era antes.
–Blake, si lo dejo todo el mundo se me vendría encima–dijo tirándose en la cama; frustrada
–Sí, yo también lo pienso–asintió sin dejar de mirarla–sin embargo, debes hacer lo que te haga feliz sin importar lo que digan los demás. En algunos días lo van a olvidar, de todas maneras
–¿Me apoyas en esto?–se sentó, de golpe, otra vez
–Quiero que seas feliz, Taylor. No noto que lo seas.

La verdad esto le parecía extraño a Taylor, pues Blake idolatraba a Harry. Sentía que había algo raro, pero lo dejó pasar.

–No lo soy–asintió, mirando el suelo
–¿Hay alguien más?
–¿¡Qué!?–gritó Taylor, mirándola a ella ahora
–Shh, no grites que vendrá Hermione. Dime la verdad–Blake se sentó al borde de su cama, chocando rodillas con su amiga
–¿Por qué dices eso?–repitió
–Hubo un tiempo en el que estabas muy feliz, te escabullías por la noche, empezaste a salir misteriosamente y cambiaste un poco.