1. Violeta y Chiara

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"Dile que me llame después", decía Violeta a Juanjo, uno de sus hombres de confianza, mientras ésta se hallaba boca arriba, con dos trozos de pepino en los ojos, recibiendo un masaje en los pies. Portaba únicamente una bata blanca y unas indiscretas y largas uñas postizas.

Violeta siempre había tenido lo que había querido. Aunque nació en una familia de clase media, la ambición le acompañó desde pequeña. Apuntó llegar a las más altas esferas. Y lo consiguió.

Empezó buscando profesionalizarse en el mundo del espectáculo, pero fue en ese núcleo donde se dio cuenta que había otras formas de conseguir dinero fácil.

Así fue como nació Violeta Hódar, un nombre que empezó siendo sonado en su Granada natal, y no por sembrar buena fama, precisamente.

Violeta es pelirroja con unos labios carnosos muy llamativos para cualquiera que los viera. Le gusta vestir ropa cara y consumir alta cocina.

El día más tranquilo de Violeta lucía así:

El día más tranquilo de Violeta lucía así:

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El entorno de Violeta era muy cerrado. Muchas personas querían acercarse a ella por su poder económico, pero ella se centró en elegir a personas de confianza, y lo hizo muy bien. Tenía dos guardaespaldas, Alex y Lucas, y, además, tenía a Juanjo, su mano derecha en los negocios, pero que actuaba bajo las órdenes de la pelirroja. Juanjo ejercía como un tercer guardaespaldas, y orgulloso lo promulgaba.

A su lado haciéndose el masaje, también en bata blanca y con pepinos en los ojos, estaba Denna, su mejor amiga de la infancia y con quien conectaba tanto que parecía que sólo el rubio pelo de Denna les separaba. Violeta pretendía mantener alejada a su amiga de su entorno laboral, pero los esfuerzos eran en vano. Aun sabiendo la procedencia del dinero de la pelirroja, a Denna no le importaba, ya que Violeta había sido siempre su amiga, e iría con ella al fin del mundo. Ello, sumado a la conexión que encontró con Juanjo, la convertía, prácticamente, en una más.

Granada se quedó pequeña para Violeta, que decidió emprender camino en Menorca, para aumentar su fuente de ingresos con una nueva "línea de negocios" en la costa.

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"¡Vamos! ¡Más rápido!" Reclamaba Chiara a su amiga Ruslana desde su tabla de surf. Era un mar de grandes olas, ni muy cálido ni muy frío acorde al inicio de la época estival. Pero eso no les importaba a estas expertas surfistas, que habían superado olas de cualquier tipo de la mano de una pasión que venía muchos años atrás.

Chiara Oliver es una chica de raíces británicas, pelo moreno y ojos verdes, que puede parecer muy inocente e ingenua para quienes la acaban de conocer, pero que tiene un mundo interior, una creatividad y un coeficiente intelectual propio de las grandes mentes de todos los tiempos.

Es una apasionada de la música, de los deportes, especialmente del surf y el baloncesto, y de los misterios.

De esta última pasión nacen sus ganas de ser policía. Aunque quizás influenciara mucho el papel de su padre, un afamado inspector de policía en la tierra de Menorca, que direccionó la pasionalidad propia de Chiara desde pequeña a la resolución de enigmas, misterios, y, a día de hoy, a casos reales que se plantean día a día en cualquier comisaría.

Así es como entró Chiara en la academia de policía, donde aún sigue, a expensas de cumplir su sueño.

Aunque no tiene una complexión especialmente atlética, tiene un físico notable con una flexibilidad que le permite dar volteretas cada dos minutos.

Aunque no tiene una complexión especialmente atlética, tiene un físico notable con una flexibilidad que le permite dar volteretas cada dos minutos

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Chiara nunca había querido hacer grandes planes para su vida. Ella se conformaría con tener una playa cerca, su tabla de surf, y amigos con los que compartirla.

Tampoco necesitaba un entorno grande, ya que era fiel creyente que, en cuanto amistad, "calidad antes que cantidad". Y así era. Pasaba la mayor parte de su día con Ruslana, la pelirroja con la que compartía su pasión por el surf, Martin, un chico bohemio que solía quedarse tocando la guitarra o meditando a orillas del mar mientras sus amigas surfeaban, y Bea, hermana de Martin aunque solo se llevaban un año de diferencia, lo que les permitió acurrucarse en el mismo entorno.

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