2. Bar de mala muerte

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En la misma posición anterior parecían congeladas Violeta y Denna, que conversaban, sin contacto visual debido a la postura corporal:

D: Vio, llevamos tres días aquí y no conocemos la playa aún. ¿Me lo explicas?

V: Amore, hemos trasladado muchas cosas, hemos tenido varias reuniones de trabajo... han sido días intensos.

D: Podríamos ir a pasar la tarde a la playa, se rumorea por ahí que hay un chiringuito muy top, que ponen música buena y hay alcohol. ¿Qué opinas, Juanjo?

J: Si tú lo dices es porque el sitio merece la pena.

V: Bueno, podría estar bien. Pero sólo voy si el alcohol es de buena calidad, y no las porquerías esas que ponen en cualquier bar de mala muerte.

D: Siii -gritó a volumen mínimo Denna, acompañando el grito de un movimiento leve de manos, limitado por la bata que portaba.

J: Cuando acabéis, nos vamos a casa y nos arreglamos entonces. Yo no pienso salir así -decía mientras vestía un traje de chaqueta. Juanjo era un chico muy elegante, pero sabía dónde estaban los límites.

V: Yo no sé si tendré ropa para playas abiertas al público, necesitaré vuestra ayuda -dijo Violeta con la prepotencia propia de la clase alta.

Sus amigos ni se inmutaron, acostumbrados ya a esos comentarios pedantes. Además convivían con la pelirroja, lo que les permitía conocerla mucho más en profundidad. No obstante, la casa era tan grande y espaciosa, que parecían vivir separados.

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Chiara y Ruslana salían del agua, acercándose a la arena, donde estaban Martin, que leía bajo el sol, y Bea, que escribía bajo la sombrilla.

R: Esta tarde tenemos que venir a la playa. He quedado con una amiga -decía mientras soltaba la tabla de surf.

C: ¿No empiezas un poco pronto con los ligues de verano? -rebatía colocando también la tabla de mala forma, al igual que la anterior. El desorden era una condición de ambas.

B: Yo quería que fuéramos hoy juntos a merendar. Siempre queréis planes de fiesta.

M: No es fiesta Bea, va a ser aquí en la playa. Traemos la guitarra y tocamos música.

B: ¿Me vas a decir que nadie va a beber?

R: ¿Cómo que nadie va a beber? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué?

C: Calma Rus. Que beba quien quiera y que no beba quien no quiera. Mañana merendamos, Bea.

R: Genial. Pues habrá que ir marchándonos a casa, que hay que ponerse guapos.

M: Qué más dará cómo vayamos vestidos, Rus. Quien te quiera te tiene que querer así, tal y como eres, no con ninguna fachada.

R: Que si quiere bolsa.

Chiara le pegó una colleja a Ruslana: cállate.

B: ¿Nos podemos bajar las cartas también?

R: Y la ruleta de chupitos de alcohol, lo veo.

M: Yo traigo para hacer una fogata, a ver si nos nos echan. Bueno, Kiki la poli de moda se encarga.

C: Yo traigo la guitarra -respondió obviando el alardeo de su amigo.

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