"Qué buen tiempo hace para hacer el bien" pronunciaba fuerte Chiara, apoyando sus manos sobre sus caderas y mirando a un despejado cielo. Estaba vestida de uniforme, el de policía, y lo decía en la puerta de la academia.
Era un ritual, su ritual. Aunque el clima fuera malo, la frase sería la misma.
Chiara entró a la academia dispuesta a darlo todo un día más. Además, su padre le dijo que habría muchas novedades, y pasó expectante el fin de semana.
En la academia el horario estaba predefinido. La jornada comenzaba con deporte. No era ninguno en concreto, pero principalmente se desarrollaba entre gimnasio, natación y técnicas de autodefensa. Después de la ducha y desayuno, se dividían en función del trabajo para ayudar a los policías de la comisaría.
Chiara era la hija del inspector jefe, y aunque continuamente le ofrecían un trato de favor, ella siempre lo rechazaba. Quería ganarse la fama por sí misma.
Sus aptitudes estimulaban a que todos los policías la quisieran de compañera. Ella siempre se decidía por quedarse con Luisa como tutora, pues le daba bastante libertad y le permitía solucionar casos por su cuenta, aunque luego fingieran haberlo hecho a medias para no tener problemas con la academia. Luisa sabía que condenar a Chiara a un tutelaje le pondría techo a sus actuaciones. Con Chiara sin límites, todo era mucho más fácil.
Luisa la trataba como su igual. Veía en ella lo mismo que veía su padre. Y sabía que así podría ser la primera policía que, aún en periodo de prácticas tuteladas y dentro del periodo de academia, solucionaría un gran caso, pudiendo ayudarle así a conseguir la llamada del Ministro del Interior, o del Secretario de Estado, ofreciéndole una designación directa a la policía secreta.
Después de las sesiones de preparación física mañaneras, la joven se apresuró a buscar a Luisa en la comisaría.
C: Buenos días -Chiara llegó acalorada, pero fue tener a Luisa delante y quiso guardar las apariencias haciendo el saludo militar.
L: Chiara, cuántas veces tengo que decirte que no te cuadres. Eres tan policía como yo.
C: Disculpe, doña Luisa.
L: Tampoco me trates de "usted".
C: Vale, Luisa. ¿Qué tal el trabajo el viernes? ¿Hay mucha carga del finde?
L: Pues... fíjate que sí. Se ha iniciado una operación muy potente -Chiara abrió mucho los ojos, tanto que casi podían salirse de sus órbitas. Si el interés pudiera medirse, habría reventado cualquier máquina. Luisa suspiró, sabiendo que iba a romperle el corazón- pero se ha decretado secreto de sumario y... no puedo contarte nada. Créeme que me encantaría, porque creo que serías muy útil por tu edad. Pero ya sabes que los superiores no piensan igual...
Chiara agachó la cabeza. Si la tristeza pudiera medirse, también se hubiera llevado por delante al aparato en cuestión. Con esa tristeza la morena dijo: Nunca nadie me había roto tanto el corazón.
L: No te preocupes que no te vas a aburrir. Hay mucho trabajo por hacer.
Y tenía razón. Luisa le enseñó toda la faena que había y se pusieron manos a la obra. Ahí había tareas para un par de semanas mínimo.
—————☾ ✩ ꙳⁎ ✧ ☽—————J: Venga, coño, que parecemos cincuentones -decía Juanjo mientras cargaba cajas y cajas con la ayuda de más de 10 personas. Estaban trasladando a la discoteca que habían comprado todos los enseres necesarios para realizar su trabajo, a excepción de la parte de almacenaje, para la cual tenían naves industriales.
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ÉXTASIS
RomanceVioleta vive una ostentosa vida fruto de un dinero de dudosa procedencia. Chiara está en la academia de policía, en busca de un caso que le permita dar el gran salto. Una historia enemies to lovers como las de siempre. O no.