Todo está bien

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James y Regulus Potter se casaron, una hermosa celebración que todo el mundo mágico celebró, pues Lord Voldemort había caído hace menos de un mes a manos Grindelwald y Dumbledore. Y el mundo mágico volvía a esa paz y felicidad.

La pareja y sus amigos estaban celebrando en un bar muggle, un lugar tranquilo para pasar el rato sin ser reconocidos. Habían pasado dos días de su gran boda y James estaba feliz, por primera vez desde que salió de Hogwarts se sentía pleno de felicidad, amaba a su esposo y quería mucho a sus amigos.
Ahora Regulus y él estaban esperando a él fin de semana para ir a su luna de miel.

–¿A dónde irán?– preguntó Peter mientras su pareja, Barty Crouch Jr, el mejor amigo de Regulus. Le daba pequeños besos en toda la cara.
Nadie se esperaba la relación de aquellos dos, sin embargo, después de que Sirius los encontrara en pleno acto casi sin ropa, no tuvieron otra opción más que admitir que estaban saliendo.

–Bueno, estábamos pensando en Francia, pero queremos algo más divertido.– dijo Regulus mientras pensaba en algún destino que fuera divertido.

–¿Por qué le piensan tanto? Las lunas de miel son para coger no para turistear– dijo un para nada arrepentido Barty, recibiendo un golpe de un muy sonrojando Black.

–¿Y las Vegas?.

–Es una opción, Rem– James le hablo a la camarera para pedirle otro trago. –Pensamos hasta ir a Cuba.– terminó haciendo reír a toda la mesa por la idea.

–Bueno hermano, olvídense de eso por hoy y beban.– Sirius tomó uno de los tragos que recién habían puesto en la mesa para beberlo de un solo trago.

Sus amigos lo siguieron y bebieron hasta quedar ya muy ebrios, pasaron horas hasta que decidieron ir a sus respectivas casas. Sirius se encargó de llevar a Remus a su departamento y de guiar a Barty para que se llevara a Peter a casa, mientras James solo cargó a su esposo casi inconsciente a su casa en Godric's Hollow.
Se aparecieron en la sala de su hogar, los dos al estar muy borrachos llegaron directo a tirarse al sillón más cercano.

–Te amo mucho, James– Reg no era muy expresivo, es por eso que Potter valoraba cada te amo que su esposo le decía.

No necesitaba palabras pues su esposo ya se lo había demostrado, era eso no, acciones mejor que palabras.

–Te amo más, Reggie.

–Ya sé a donde quiero ir, amor– dijo Regulus adormilado.

–¿A dónde?.

–Al cuarto. Barty tiene razón, las lunas de miel son para tener sexo y ¿por qué no empezar ahora?.– Un beso casto de Regulus lo tomó por sorpresa, parecía que se la había ido toda gota de alcohol, mientras que con un movimiento rápido de sus manos despojaba a James de su pantalón.

–Aún que admito que encanta la idea, mañana trabajas y yo igual, cariño.

Regulus hizo un puchero mientras acariciaba el miembro de su esposo descaradamente.

–Bien, tal vez solo una ronda.– dijo James para cargar al menor y llevarlo a su recámara. Así pasaron una parte de su luna de miel.

1 año después.

Llevaban un año casados y ahora Regulus estaba embarazado de su primer hijo, Harry. Bueno, dejaría de estarlo pues había entrado en labor de parto hace unas horas, mientras Sirius intentaba calmar a James en la sala de espera pues este no dejaba de gritar y quejarse de que no lo dejaban pasar.

Un doctor se les acercó para decirles que tanto él niño como 'la madre' estaban bien. Remus, Peter y Barty entraron corriendo justo cuando les habían dado permiso de entrar a verlos. Remus y Peter estaban relativamente calmados mientras que Barty siguió corriendo detrás de James. Ambos corrían como locos hacia la habitación del menor aún que Barty no sabía dónde estaba, estaba demasiado preocupado por su amigo como para detenerse a pensar en eso.

Ambos entraron casi cayendo a la habitación del menor y recibiendo burlas cuando Regulus vio que no podían hablar por la respiración agitada. Entre los brazos de Regulus, James pudo ver a un bebé cachetón y de poco pelo castaño el pequeño Harry abrió sus ojos, tenía los ojos de su esposo, unos ojos preciosos de color azul demasiado celestes, casi llegando al gris. Hubo un silencio donde Barty y James se dedicaron a ver a Harry como si nunca hubieran visto un bebé, hasta que llegó Sirius azotando la puerta mientras gritaba que era tío.

Cuando dieron de alta a Regulus unos días después, se encontraron a Narcissa y Lucius Malfoy con el pequeño Draco de unos meses saliendo de un área del hospital, los saludaron y les presentaron a Harry, mientras los adultos hablaban los pequeños Draco y Harry se miraban mutuamente.

Fin.

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Amo los ships de Drarry y Jegulus.
Es probable que todas las historias que haga sean de estas parejitas.
🥹

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