31- Oportunidad

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El frío de la capital noruega le azotó en la cara a Samuel como una bofetada. Hacia mucho tiempo desde que no venía a las tierras nórdicas.

Ya había pasado un año desde su ruptura con Rubén, y no nos vamos a engañar, lo había pasado fatal. El rubio le abandonó, dejándole cierto trauma y un dolor irreversible.

Samuel comenzó a ir al psicólogo poco después ya que le diagnosticaron una leve depresión, pero después de un año ya estaba casi del todo curado. A veces tenía bajones, pero como cualquier ser humano.

Pero cuando llegó a Noruega una ola de recuerdos le llegó a su mente como cuando te azota el calor del verano en una ola de calor. Todo en esa ciudad gritaba el nombre de Rubén, pero en ningún lugar se encontraba.

El moreno bajo del coche y entró a su hotel. Se registró en recepción hablando en noruego, se seguía acordando de las pocas cosas que le había enseñado Rubén, y subió a su habitación. Abrió la maleta y sacó su traje para colgarlo en el armario de la habitación.

Saco su teléfono móvil y marco a Guillermo.

—Veo que estás vivo. —Dijo Guillermo desde el otro lado de la línea.

—Aún que hiciera mal tiempo, sabía que iba a llegar bien. —Samuel se comenzó a desvestir para quedarse en ropa interior.

—¿Preparado para mañana?

—Si, espero que le pille de buen humor. —Confesó ligeramente y suspiró metiéndose en la cama. —Guille.

—Dime.

—¿Tú crees que le voy a ver? —La pregunta salió de la mente de Samuel, le estaba atormentando.

—No lo sé, ¿tú quieres encontrártelo?

—Buena pregunta. —Le respondió y se mordió la mejilla por dentro. —No me importaría.

—Pues ya verás, a ver qué os depara el futuro. —Dijo soltando un bostezo.

—Buenas noches Guille, mañana te cuento. —Se despidió y colgó el teléfono.

Dejo el móvil en la mesita de noche y cerró los ojos, cayendo directamente en los brazos de Morfeo.

Le sonó la alarma al moreno a la mañana siguiente y se levantó de un salto de la cama. Dio gracias a que esta inscrito en un buen hotel que tenga calefacción porque parece que fuera hace bastante frío. Samuel entró al baño y se dio una ducha antes de afeitarse la cara, tenía que estar radiante para aquel posible socio.

Salió del baño y quitó el traje de la percha para empezar a ponérselo, llevaba el mejor traje de toda su colección.

Se ató su corbata morada y se peinó el pelo a un lado. Tenía que devorar en la entrevista.

Se echó la colonia y un mensaje le llegó a su teléfono indicándole que el coche ya estaba abajo esperando por él.

Buenos días. —Le saludó Samuel al conductor en noruego.

Buenos días señor De Luque. —E iniciaron el trayecto hacia el edificio de la empresa.

Samuel miraba por la ventana y a penas veía a un puñado de personas. Era una mañana muy fría para estar por la calle. Minutos después llegaron al edificio.

El moreno se bajo y entró por la puerta.

Buenos días, tengo una reunión con la señorita Hansen, soy Samuel De Luque. —Dijo intentando que su noruego saliera lo mejor posible.

Oh si, coja el ascensor y suba a la última planta, la señorita Hansen ya esta. —Samuel asintió y le dio una asentida a la mujer antes de entrar al ascensor. Pulso en la última planta y subió.

Del revés || rubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora