Enséñame a Amar | TAEKOOK

CAPÍTULO 1

Capítulo 1

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ENSÉÑAME A AMAR

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★彡『 TAEKOOK 』彡★

Jungkook

Desperté de golpe, asustado y maldiciendo porque la alarma no sonó, me levante de la cama y me di una ducha rápida de unos cinco minutos, iba atrasado y no podía seguir más tiempo en casa por lo que apenas y termine de vestirme tome mi mochila y salí de casa apresurado.

Al llegar a mi auto ingrese la llave como siempre, pero por alguna razón este decidió no encender –Maldición– maldije por el enojo, estaba tan retrasado que tome mi mochila de nuevo y salí corriendo en busca de un taxi que pueda transportarme lo antes posible. Se me hacía tarde, muy, pero muy tarde que hasta las manos me sudaban. Miré el reloj que permanencia en mi muñeca y marcaban las 09:45 ¿Cómo demonios no sonó la alarma?. Tenía tres llamadas perdidas de Se-hun y cinco mensajes de Rosé.

Cuando vi el primer taxi no me espere y corrí hacia el para detenerlo. Al subir le pedí que me llevara a mi destino lo más rápido posible.

–Señor por favor vaya lo más rápido que pueda–

–Disculpe Joven, pero iré a la velocidad permitida–

Respondió sin más. Sin embargo, él señor trataba de ir lo más rápido que podía, pero olvide que Seúl es una ciudad muy concurrida y el tráfico suele ser un desastre a estas horas. Tome mi celular de nuevo y busque el contacto de Sehun para llamarle, pero no respondía rápido, tal vez era por mi desesperación que sentí una larga espera cuando el cogió el teléfono para responderme.

–¿Rosé? Estoy en camino– dije apenas contesto –Disculpa, la alarma por alguna razón no a sonado. Llegaré tan pronto pueda–

El taxi se detuvo de golpe provocando que mi cuerpo se fuera hacia adelante y golpeara con el asiento del copiloto, colgué la llamada y vi a la ventana lo que sucedía y era nada más y nada menos que un embotellamiento y era imposible seguir avanzando.

–Seguiré a pie. Gracias– pagué por el corto viaje y salí apresurado, con mi mochila colgada en el brazo derecho y mi suéter en el otro.

Tal parece que el universo no estaba de mi lado esta mañana. Los zapatos comenzaban a dolerme y a picar en los tobillos. De haberlo sabido hubiera optado por mis tenis deportivos, no estaba para quejarme pues yo tuve la culpa así que seguí caminando estaba a tan solo a la vuelta del café. Mordí mi labio intentando aguantar el dolor.

Estaba tan distraído que no me fije cuando choqué con algo pequeño al doblar la esquina. Bajé mi mirada y me encontré con una niña llorando.

Rosé corrió al verme.

–Oye, ¿Estás bien? – Me incliné para poder ver su rostro el cual era cubierto por sus diminutas y tiernas manitos. Rosé se acercó –Ten, abre tú de inmediato. Veré que sucede con la pequeña– le entregue las llaves a la pelirroja –¿Necesitas qué llame a tus padres? ¿Perdiste a tú familia? ¿Mamá? ¿Papá? Dime algo para que pueda ayudarte, pequeña.