Enséñame a Amar | TAEKOOK

CAPÍTULO 4

Capítulo 4

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ENSÉÑAME A AMAR

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★彡『 TAEKOOK 』彡★

Jungkook

Solté un gran suspiro al apagar la alarme, me quede mirando por unos minutos el techo, me sentía estresado y sinceramente no quería ver a ninguno de esos tipos porque de solo saber de ellos, se me revuelve el estómago ¿Y si decidía faltar? Rosé y Sehun podrían encargarse del café, pero no, no, no, no dejaré a Kim y Namjoon me intimiden y arruinen mi día.

Me levanté de un salto y busqué algo en el armario. Algo cómodo, unos pans gris medio ajustados, una polera blanca y un suéter no tan grueso ni tan delgado, peine mi cabello y puse algunos ganchitos del mismo color de mi cabello para jalar lo que cubría mi rostro. Suspiré y me dirigí a desayunar algo ligero, un coctel de frutos, un vaso de jugo de naranja y un pan tostado con mantequilla, revisé la hora e iba acorde. Lavé los utensilios sucios y salí de casa para ir en busca de mi auto en el garaje y que, por cierto, hoy si decidió prender. Sin más seguí mi camino y pasé por mis amigos para ir juntos al trabajo.

Apenas llegamos comenzamos a bajar las sillas y a colocar los paños en sus respectivos lugares, Rosé terminó de llenar los frascos con azúcar y Sehun de colocar las servilletas en su respectivo lugar. El café no tardó en llenarse de clientes habituales que pasaban por un café antes de ir a su trabajo, eso mantuvo mi mente despejada y ocupada.

Sin embargo, por la tarde cuando parecía estar tranquilo la campana sonó y gire la cabeza para ver quién era y sonreía al ver a Jimin ingresar. Sus ojos recorrían el lugar, extrañado y sorprendidos por los acabados y diseño del local.

–Jungkook, has hecho un trabajo increíble con este hermoso lugar– se acercó a mí –Aún recuerdo cuando te ayude a escogerlo, creí que se caería a pedazos–

–Nunca me subestimes, Park– codeé su brazo y regresé a la barra, él me siguió –¿Qué quieres ordenar? –

–Esperaré a Namjoon, debe estar en camino–

–Oh sí, me comentó que vendría–

–Yo hubiera preferido otro lugar, Jungkook. Él fue quien...–

–Lo sé, Jimin, no te preocupes– sonreí –Ven, te daré una mesa para ti y Nam–

El rubio se sentó en unos de los sillones marrones. Tomó la carta y comenzó a dar un vistazo, pero antes de preguntarle que tal, la campana fue sonada nuevamente y miré sobre mi hombro la figura de Namjoon, él había entrado y traía unos jeans ajustados, polera negra que marcaba su gran cuerpo, unas botas militares negro y unos lentes de sol que hacían resaltar su cabellera color azul. Camine rápidamente a la barra y me quede allí atrás. El peli azul saludó a Jimin con un abrazo y ambos sonreían alegres mientras conversaban, se sentaron uno frente al otro. Namjoon giró y alzó el brazo en busca de un mesero.