────────✧────────── ───── ───────—¿Y si hubiera nacido mujer? —El rápido vistazo que me dan los ojos de Aegon hacen que me quede congelado en el intento de abrocharme los pantalones. Se que no tendré tregua jamás en el asunto de estar juntos.
—¿Y si hubieras nacido mujer que...? —Rápidamente se incorpora quedando al máximo flexionado, su pequeña cabeza casi tocando sus pies, regresa a su postura jorobada después de soltar un suspiro frustrado, azotando las palmas de sus manos sobre sus rodillas. —Si yo hubiera nacido mujer, tu, pero se sinceró Aemond, tu ¿pedirías mi mano? —Es inevitable no soltar la carcajada que ya tenía sobre mis labios. Mi hermano preferiblemente hubiese deseado que me ahogara con ella.
Su cara roja, cómica, junto el tamboreo de sus dedos nerviosos y esos dientes arrastrando su labio inferior, hacen que mi inocente burla se apacigüe, justo antes de que el muy indignado futuro señor de los siete reinos termine de levantar su ropa y quiera salir desnudo con las mejillas traseras al aire.
— Detente, no voy a dejar que tus rabietas sin sentido hagan que salgas desnudo—Casi cae de boca cuando está recogiendo también sus botas y apresurado las vuelve a soltar para poder colocarse correctamente la ropa. No vuelve a posar su mirada en mí, pero sé que a pesar de que ya nos conocemos y a fondo, aun se sonroja al mirarme cuando está completamente desnudo. La evade, pero luego inevitablemente vuelve a verme, cansado, rueda sus ojos y antes de que se disponga a salir por las puestas del salón, suelto sin pensar.
— Te amo — Él se queda pasmado por un instante y de todas las reacciones que he podido esperar, me toma por desprevenido las palabras en su despedida y el portazo que las acompaña. No llora, actúa por primera vez maduro.
— No, no lo haces—
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...
—Entonces, pienso que es bueno que tu hermana tenga a su lado a alguien como tú, nadie la podría comprender o tratar mejor que tú y ya sabes Aemond, yo quiero lo mejor para ustedes—Temo que los nervios me traicionen y la pequeña taza que tengo entre las manos se haga añicos junto con mi mente.
Tenía teorías de porque mi madre había querido hablar conmigo en privado como si fuera algo de todos los días, tenemos una buena relación, no hay nada extraño en eso, pero jamás habíamos discutido temas serios solo ella y yo. Si bien todas las decisiones las encabezaba mi abuelo, esta ella misma la había estado tejiendo desde hace mucho.
Casarme, casarme con Heleana, sabía que en algún punto habría tenido que pasar, lo imagine con muchas, pero jamás con mi hermana, todas menos ella, tan inocente en estos asuntos de guerra y poder. No hubiera menospreciado su don para atraer la tranquilidad, pero es que yo siempre fui caos, no me daba pena admitirlo, mi familia lo sabía, a mí me gustaba ser así, después de todo lo había heredado.
La quiero, pero no la necesito, al contrario de Aegon.
Aegon, seguro con esto se haría más ilusiones, tan descarado y cínico propondría que fuéramos tres en este matrimonio. Me rogaría más que mi propia madre para que aceptara. Tendría que poner un niño en su vientre y bastaría para que me dijera que podría partir con él. Maldito gusano, incluso en esta absurda fantasía, me hace sentir mal planteármelo. Me culpo yo también, ya que sé que de cualquier forma aceptaría.
El carraspeo de mi madre ansiosa me trae de vuelta a sus aposentos, a la charla que inicio como una sentencia más que a una propuesta.
—Yo estoy seguro de que puede haber propuestas más valiosas y con mayor peso para ambos madre, tendríamos aliados más serios para lo que se avecina—, Mi madre resopla y toma aire para contra atacar mi negativa. —Sabes que no somos los únicos que buscan esas mismas alianzas, lo único que cambia el panorama es que Rhaenyra se ha adelantado a proponer a su bastardo en compromiso con tu dulce hermana—
Mi mandíbula truena, siento mis manos volverse puños y la cicatriz en mi espacio hueco sin ojo arde como cuando tenía 10 y los bastardos se esfumaron de mi vida sin consecuencias por sus actos.
—La sinvergüenza cree que voy a permitir que tu padre de permiso a que mi hija, nuestra sangre sea humillada así—Mi madre pareciera percibir el odio que sale a flote una vez más como hace mucho no salía, lo aprovecha para avivarlo más.
—¿Esta en tu mente aceptar a Jacerys como un igual a ti? —
Dioses, mi cabeza duele y sé que la decisión está tomada pero no como mi madre espera.
—No conmigo, cásala con quien va a compartir la corona, nuestro verdadero heredero, me asegurare de que se comporte, tienes mi palabra, no va a fallar—
No importa lo que pienses Aegon, no importa si te opones, al final, soy yo quien hará el trabajo, tu solo tendrás que recoger los frutos.
Mi madre piensa decir algo más, pero yo termino la conversación poniéndome de pie, dándole un apretón al hombro, aquí estoy.
—Hay que dar una invitación a esas ratas negras, después de todo es la unión de los futuros reyes la que vamos a celebrar y como el Rey siempre ha querido, la familia tiene que estar unida—
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blood of my Blood
Romance"Fuimos niños jugando a ser adultos, hasta que dejo de ser un juego y nosotros niños" 👥💌Aegon y Aemond Targaryen Todos los derechos de los personajes son a HBO y a HOTD. 🐉Está historia es adaptación mía, se prohíbe el uso de está para cualquier...