La muerte de la guerra

Capitulo 8

_____________________________________

Resumen:

Visenya y Aemond hablan sobre lo que descubrió. Aria todavía está intentando matar a su padre. Espero que les guste. 🥰

_____________________________________

Visenya tuvo problemas para aceptar lo que le había dicho la versión más joven de su marido. Nunca había creído que el hombre que amaba sería capaz de dañar a su hermano y a su hermana, pero claro, él no era el hombre que amaba. El Aemond del otro mundo era un hombre enojado y solitario, había sido moldeado por las personas en su vida y por las acciones de los demás. Podía ver el dolor, la ira y las dudas a leguas de distancia. También entendía por qué Rheanyra lo odiaba, por qué la mujer a veces apenas podía mirarlo. No podía culparla, Visenya había hecho cosas terribles a quienes intentaron dañar a su familia. Pero claro, nunca se había visto obligada a luchar contra su propia sangre. Incluso a su abuelo Viserys se le había permitido vivir una vida lujosa en la Fortaleza Roja, incluso después de todo lo que les había hecho a su madre y a su padre.

Visenya no podía imaginar lo que pasaría si alguien le dijera que su marido había matado a su hermano o hermana, solo pensar en ello le hacía oprimir el pecho.

Parecía que el resentimiento de Rhaenyra y Aemond se había estado gestando y creciendo durante años. Cada acción que habían tomado los alejaba más el uno del otro, más lejos de convertirse en una familia y de poder tener una relación amistosa. Aemond había escuchado a su madre y odiaba a su hermana, mientras que el odio de Rhaenyra por Alicent había sido tan fuerte que ignoró a sus hermanos por completo y decidió actuar como si no existieran. Los dioses habían sido muy claros en lo que esperaban, las tres personas habían sido enviadas a este mundo para aprender. ¿Qué podrían enseñarles? Hasta donde ella podía ver, el daño ya estaba hecho. ¿Cómo se suponía que iba a pedirle a Rhaenyra que perdonara al hombre que había matado a su hijo?

“¿Vas a decirme por qué has estado paseando durante la última hora?” Su marido parecía cansado de verla caminar de un lado a otro de la habitación. "No has dicho una palabra desde que regresaste de los jardines".

"Si alguien alguna vez lastimara a nuestros hijos, ¿los perdonarías?" Él frunció el ceño ante la pregunta y Visenya giró uno de sus anillos alrededor de su dedo. “Si alguien de nuestra familia fuera el culpable de la muerte de uno de nuestros hijos, ¿alguna vez podrías perdonarlo?”

Él no respondió de inmediato. Su marido era un hombre muy sabio, siempre sabía cuándo tomarse su tiempo antes de responder una pregunta o cuándo darle la respuesta que quería escuchar. Él la miró fijamente y parpadeó durante unos minutos.

"No lo sé. Si me lo preguntaras ahora mismo, diría que no”. Él se levantó y se acercó a ella. “Pero también hay otras cosas a considerar y, como bien sabes, tratar con la familia es duro y complicado. Nunca nada es solo blanco y negro”.

“¿Cómo se supone que voy a pedirle a una madre que perdone al hombre que mató a su hijo?” Se había estado haciendo esa pregunta desde que el otro Aemond le contó lo que había hecho. “¿Qué fundamento moral tengo para pedirle que haga algo tan difícil? Terminé con toda una línea familiar porque lastimaron a mi hija y a mi hermano”. Lo que más temía era lo que los dioses les harían a todos ellos si fallaban. "Y ni siquiera pide perdón, no se disculpa por lo que ha hecho".

“¿Quieres que te pida perdón?” Aemond parecía tranquila, algo que no estaba en ese momento. “¿Cree siquiera que necesita perdón?”