La muerte de la guerra

Capitulo 26

_____________________________________

Resumen:

Helaena y Jace hablan y ella le cuenta algunas verdades que él no esperaba. Daemon y Aemond regresan a Dragonstone. Espero que les guste. 🥰

_____________________________________

Jace todavía estaba un poco molesto porque su madre había intentado entregarse. Lo que más le molestó fue lo confuso que era, porque realmente había creído que ella lo entregaría para salvar a su hermana. Después de todo, era un bastardo, sin derechos sobre nada, mientras que Visenya estaba en línea directa con el trono. Lo tomó por sorpresa cuando rechazó la oferta de Arryk de cambiarlo por Visenya. Su corazón se había apretado en su pecho ante su intento de protegerlo. Desde que fue declarado bastardo, las cosas habían cambiado, mientras que los caballeros y sirvientes en Dragonstone lo trataban igual que antes, otros lo miraban de manera diferente. Incluso Baela, que había sido su prometida, había dejado de verlo como su igual.

Jace le había escrito a Baela dos veces desde que se fue a Driftmark, solo para preguntarle cómo estaba y cómo iban sus estudios. Ella nunca había respondido y Jace había dejado de escribir, no se impondría a alguien que no lo quería. Su madre y Daemon no habían roto su compromiso con Baela, pero Jace sabía que Rhaenys y Corlys no estaban contentos con eso. Escuchó que los dos estaban presionando para que Baela se casara con otra persona. Incluso cuando lo habían considerado un Velaryon y un Targaryen, a su supuesta abuela nunca le había agradado, ella siempre había sido fría con él y sus hermanos.

"Esos deben ser algunos pensamientos muy profundos". Su rostro se iluminó con una sonrisa al oír la voz de Helaena. Ella se paró cerca de él y señaló el lugar vacío en el banco. "¿Puedo sentarme?"

"Por supuesto", Jace se acercó para darle un poco más de espacio. “¿Te das cuenta de que tú eres una princesa y yo un bastardo? Puedes simplemente ordenarme que te deje en el banco y me vaya”.

"Yo no haría eso." Ella se encogió de hombros. "No me importa cómo te llames".

"Eres uno de los pocos que no lo hace".

"Bueno, me alegro de que seas un bastardo". Los ojos de Jace se abrieron y le dio una mirada incrédula. Le dolió que ella se alegrara de que le hubieran quitado su nombre. "Si no lo fueras, estarías muerto".

"Eso no se puede saber con certeza".

"Sí, puedo." La mirada en sus ojos era mayor que sus años y sintió un escalofrío recorrer su espalda. "Justo como sabía que Aemond perdería un ojo como pago por reclamar un dragón".

"¿Por qué dirías eso?" Su ira fue reemplazada por curiosidad.

“Porque lo he visto; los diferentes resultados que los dioses habían planeado para ti”. Esta vez su sonrisa era de dolor. “El trono nunca estuvo destinado a ser tuyo, Jace, siempre pertenecería a uno de los hijos de Daemon y Rhaenyra. Se necesita su sangre, junta, para detener la larga noche”. Ahora estaba aún más confundido, no sabía de qué estaba hablando. “Los dioses son crueles, especialmente cuando algo se interpone en el camino de sus planes. Tu destino no fue placentero y todos culminaron con tu muerte hasta que tu madre te nombró bastardo y te sacó de la línea sucesoria”.

Siempre había sabido que su tía no era como otras personas, ni siquiera como otros Targaryen. Ella siempre había parecido tener una mirada lejana y saber cosas que no debería haberle sido posible saber. Helaena tampoco era mentirosa, siempre había dicho la verdad incluso cuando la gente se burlaba de ella. Sabía que ella no estaba mintiendo ni diciéndole lo que pensaba que él quería oír, estaba siendo honesta con él.