14

381 46 12
                                    

Dos semanas.

El medicamento que describió el Dr. Lee tardaría dos semanas en hacer efecto de forma segura. Después de tomarla a diario, Rosé dejaría de ser fértil mientras siguiera tomando la medicación. Después de discutirlo, Jennie pagó las pastillas para Rosé y se fueron hacia su coche. Ya ahí, rosé tomo la primera dosis.

La chica suspiro después de tomarla. Después de esas dos semanas ella podría tener...

Rosé se sonrojó al pensarlo. Era demasiado tímida. Era curioso lo diferente que era su personalidad cuando estaba -en ese momento- con Jennie, y en cualquier otro momento. Jennie tenía tanto poder sobre ella. Jennie también parecía demasiado tímida para hablar de ello.

— Eh... gracias por pagar mis medicinas, Jen. —, Rosé rompió el silencio en el coche.

Jennie sonrió, mirando a Rosé momentáneamente antes de volver a centrarse en la carretera. Jennie estaba tan guapa cuando conducía.
— Me hace un poco de ilusión el que las tomes ¿sabes?...

Rosé se sonrojó.

— Ojalá pasen rápido esas semanas... — susurró.

Cuando llegaron a casa se separaron por un buen rato. Rosé fue al gimnasio al que Jennie le había regalado una suscripción, mientras que Jennie empezó a trabajar con la laptop nueva. Lo que estaban haciendo les llevaría algunas horas pero Jennie quedó en recoger a Rosé cuando terminara en el gimnasio.

Mientras tanto, Jennie comenzó a usar su laptop. Su velocidad de procesamiento era rapidísima, los colores de su pantalla eran tan vibrantes y modernos, era tan elegante y estéticamente agradable y, lo más importante, tenía todas las herramientas que Jennie necesitaba para continuar con su negocio.

Jennie aún no había superado el hecho de que Rosé se lo hubiera comprado con sus ahorros. Si eso no era amor, entonces nada lo era. Tenía que devolverle el favor a Rosé de alguna manera. Mientras pensaba en ello seguía trabajanso. Quería que su tienda online fuese exitosa para que Rosé pudiera estar orgullosa de ella.

Jennie hizo bastante trabajo en dos horas. Se sentía bien y productiva. El regalo de Rosé era un regalo del cielo y decir gracias se quedaba corto. Fue por sus llaves del coche y salió de su casa.

Se monto a su coche y fue a buscar a la rubia. Jennie se alegraba de que Rosé utilizara su regalo, la suscripción premium del gimnasio para entrenar. En un abrir y cerrar de ojos ya había llegado al gimnasio.

Era grande, moderno y estaba bien equipado. El gimnasio estaba lleno de estudiantes que hacían ejercicio después de clase, y algunos empleados de oficina empezaban a llegar a medida que se acercaba la noche.

Jennie se sentó en el lobby sintiéndose observada por algunos hombres y mujeres. Lentamente comenzó a explorar el gimnasio con la vista. Era muy bonito. Sus ojos recorrieron sin prisa el suelo del gimnasio durante unos segundos, antes de divisar a Rosé en un rincón. Rosé estaba de pie junto a las barras de dominadas, a punto de terminar su última serie. Se colocó debajo de la barra metálica y saltó, agarrándose a la barra alta con fuerza. Con gran facilidad, Rosé se levantó usando la fuerza de la parte superior de su cuerpo unas 10 ó 12 veces. Jennie no llevaba la cuenta. Sus ojos estaban fijos en la forma perfecta de Rosé: su espalda recta y sus rodillas ligeramente dobladas, y sus músculos a los que su simple camiseta y pantalones cortos no hacían justicia.

La castaña trago saliva y cruzó sus piernas. Rosé era muy atractiva y ella ni siquiera lo sabía. Jennie miró inconscientemente a su alrededor para asegurarse de que nadie más estuviera observando a Rosé y, afortunadamente, no había nadie.

Rosé, que acababa de terminar su entrenamiento del día, miró por casualidad en dirección a Jennie. Jennie sonrió al instante y saludó a Rosé con la mano. Rosé le devolvió el saludo antes de sacar su teléfono del bolsillo y escribir algo. Unos segundos después, Jennie recibió un mensaje.

𝐒𝐈𝐍𝐅𝐔𝐋 𝐏𝐀𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍 | ᴄʜᴀᴇɴɴɪᴇ ɢ!ᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora