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El despertador de Jennie sonó despertandola de inmediato, se revolvió lentamente en la cama antes de apagar el despertador para evitar despertar a Seojoon.  Ahora que era esposa y madre, tenía que acostumbrarse a su nuevo estilo de vida, lo que significaba ser la primera en levantarse cada mañana y adelantarse en las tareas del día.

Jennie se levantó y se preparó para el día. Seojoon seguía profundamente dormido en su cama de matrimonio cuando ella salió de la habitación para bajar las escaleras. En la cocina preparo el desayuno para Roseanne y su esposo que justo bajaba por las escaleras.

— Buenos días, cariño. — dijo Seojoon, con la voz ronca por el sueño. Estaba vestido con su traje y corbata característica. Se sentó en la barra y colocó su maltín en el taburete de al lado.

— Buenos días. — contestó Jennie con una sonrisa poniendo enfrente del hombre el platillo que le había preparado.

— Gracias. . . — El hombre contestó sin poner atención a lo que había el plato, comenzó a comer mientras veía su celular. — ¡Esto está muy bueno!

La castaña asintió con una sonrisa. —¿Volverás para la cena de hoy?

Seojoon asintió. — Sí, pero después tengo que volver a salir por la noche. Tengo una conferencia nocturna en la oficina con unos clientes internacionales que empieza a las 3 de la madrugada. Así que probablemente estaré fuera toda la noche.

— Ya veo. . .  asegúrate de comer algo entonces.

Volvió a asentir con un suspiro. — Lo haré. Vas a llevar a Chaeyoung a su cita con el médico más tarde, ¿verdad?

Jennie sonrió feliz al recordarlo. — Sí, la acompañaré.

Cuando Seojoon terminó de desayunar, Jennie le acompañó a la puerta.

— Adiós. —, se inclinó para darle un rápido beso en los labios. La castaña le devolvió el beso, conteniendo la respiración y cerrando los ojos sin tener remedio. No sabía por qué estaba tan cariñoso hoy.

— Hasta luego. . .  — susurró.

Soltó un suspiro y dio media vuelta para volver a entrar.

Sintió inconscientemente que se quitaba un peso de encima cuando vió que el hombre se iba en su coche, parecía como si no soportará estar con el mucho tiempo.

Después de ordenar un poco el hogar como parte de sus tareas, volvió a la cocina y se dispuso a cocinar. Pasaron diez minutos hasta que escucho unos pasos suaves bajando de las escaleras seguidos de la voz matutina de Roseanne.

— ¿Jennie?. . .

La castaña quedó anonadada de lo bien que sonaba la voz de la menor en las mañanas, una mezcla entre algo suave y relajante.

Se dió la vuelta y miro a la rubia al pie de la escalera mirándola fijamente. Ya estaba vestida con el uniforme del colegio, pero parecía algo adormilada por despertarse temprano.

De repente,  Jennie pareció recordar la triste realidad con la que vivía Roseanne día a día.

Su padre salía temprano a trabajar todos los días antes de que la chica se despertara, iba a su hogar solo para dormir, eso significaba que la rubia apenas y podía pasar tiempo con él. 

Era un pensamiento deprimente, y si ella pudiera de alguna manera alegrar la vida de la rubia, lo haría sin titubear.

— ¡Buenos días, Rosie!... — sonrió. — El desayuno está listo.

Rosé se acercó en silencio y se sentó frente a la castaña que le sirvió un desayuno de aspecto delicioso. En su plato habían  tostadas, huevos revueltos y salchichas. La mayor rodeó el mostrador y se sentó junto a la menor. Agarró una caja que estaba encima del mostrador y la colocó junto al plato de Rosé.

𝐒𝐈𝐍𝐅𝐔𝐋 𝐏𝐀𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍 | ᴄʜᴀᴇɴɴɪᴇ ɢ!ᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora