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Sus ojos estaban pesados y la luz del sol no le ayudaba con su despertar se le había olvidado cerrar las cortinas de su ventana y ahora su vista la estaba pagando, tomo sus chamarras subiendo hasta su vista con tal de taparse de los rayos de luz pero aún así el sonido de su celular no le permitió seguir con su descanso.
Se levantó disconforme con el resultado, se estiró y fue a asearse días como estos no le ayudaban al pelirrojo solo hacia que su humor fuera pésimo y  algunos le decían cambio de personalidad a esos momentos, por ahora estaba sentado bebiendo varias tazas de café amargo aunque nunca le gustaba tomarlo así, ya que siempre pedia muchas cosas dulces pero ahora no tenia el humor de hacerlo. Su rostro mostraba una expresión de pocos amigos pero aún así salió de su casa para su trabajo en la cafetería.

En el lugar se encontró con Minato que siempre tenía su peculiar sonrisa.

-  Hola Iku-chan, hace un bonito día ¿no? - sonrió muy alegre.

- Que hay - dijo vagamente antes de quitar su suéter y cerrar su casillero con pesadez - todos los días son iguales no encuentro la diferencia.

Su amigo lo observo por un rato hasta que se dió cuenta.

- Ohhh, el pequeño Iku-chan está en esa fase - su sonrisa se extendió más en su rostro.

- Y que, ¿hay algún problema? - lo miró sin emoción.

- No absolutamente no - salió feliz a hacer su trabajo.

Camino hacia la cafetería y se encontró a su amiga.

- Oye Hina - sonreía divertido.

- ¿Qué? - respondió mientras limpiaba las mesas para abrir.

- Alguien está en su cambio de personalidad - dijo mientras estaba su cabeza sobre sus manos encima de la escoba sonriendo.

Ella solo le miró un rato antes de asustarse.

- No dejes que atienda hoy - rápidamente advirtió.

Resulta que no solo tenía un humor diferente también sus problemas de ira estaban presentes y en esos momentos no podía contenerlos, cuando eso pasaba mostraba una sonrisa muy dulce mientras emitía un aura no tan tierna que no estaba acorde con el ambiente, sus amigos tuvieron la fortuna de ver esa parte cuando varios chicos se metieron con ellos; eso les había asustado pero ahora estaban más que acostumbrados por ello Hina siempre evitaba que alguien se metiera con él esos días al contrario de Minato que a su parecer le gustaba que corriera sangre.

- ¡Me escuchaste Minato! - le miró seriamente.

- Está bien, le quitas lo divertido a las cosas - se fue a hacer su trabajo.

Riku se quedó adentro de la cocina donde hacían pasteles, el hecho de estar haciendo el procedimiento del pastel mantenía ocupado al pelirrojo y sus problemas de ira en esos momentos, era bueno decorando y cocinando aún así no era una afición para dedicarse a eso.

- Está listo - dijo al terminar de decorar su último pastel del día.

Tomo una dona que estaban repartiendo de las sobras e hizo que este volviera a su estado normal como siempre decia no hay nada que el azúcar no solucione, sonrió con una su típica sonrisa luciendo muy adorable.

- Supongo que eso fue todo - se estiraba Minato.

- Si - estaba tirada en la silla su amiga.

Se abrió la puerta de la cocina siendo el mismo de siempre.

- Oww, ¿quién te dió azúcar? - preguntó triste el chico.

- Pero que dices - dijo la chica, solo escucho eso Minato antes de caer el suelo.

Desconocidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora