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Recuerdo la primera carta que escribí de despedida, con 14 años ya me había tomado pastillas en grandes cantidades...

Nadie lo creería al conocerme dos días antes y yo aún no creo que pueda seguir con vida.

Recuerdo la primera vez que mi hermana descubrió mis cortadas y me hizo jurar no volver a hacerlo... Lastima que yo jamás cumplo mis juramentos.

Miraba por horas a un punto ciego entre la oscuridad de mi habitación preguntándome cuando acabaría todo.

Pero suicidarse no es una decisión fácil de tomar.

Hace poco el psicólogo me preguntó si tenía algún impulso suicida, en lo cual le conteste:

"Los he tenido pero soy cobarde, quizás algún día lejos de mi cordura tome el primer cuchillo que consiga en la cocina y acabe con todo esto"

Entonces el dijo que suicidarse es para cobardes y que yo no era como tal.
Pero el suicidio no es para cobardes, es para valientes.

Intenta quitarte la vida, ¿No puedes verdad?, se necesitan huevos para cometer tal acto... Y yo no los tengo, hoy estoy con mis demonios atados a la cama.

Personalidades ocultas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora