Lamentablemente hace muy poco volví a teñir mi piel de rojo, volví a sentarme en medio de la habitación llorando...
Mis ojos igual que mis muñecas pero ya estaba serena aunque me sentía muerta.
Los minutos pasaban como si fuesen segundos y a pesar de exigir que me inyectarán un sedante nadie me escuchaba... Estaba sola.
¿Cómo controlar las ganas de autolastimarse si ya no tengo ni fuerza de voluntad? Y estaban aquellas voces que me pedían a susurros hacerlo.
Ahora me encuentro sentada en el rincón de mi cama, mi muñeca derecha arde y llora, empapando su abrigo pero él ya no esta para impedírmelo.