Hace muchas lunas. Alastor, un hombre salido de la ciénaga humana, en el reino de los normales, llegó al bosque encantado y pidió refugio. Refugio que se le fue concedido con la condición de que no dañara la tierra. Pero al poco tiempo de vivir en lo natural empezó talar árboles para hacerse de una casa. Quemó partes de la tierra y desfiguró para hacer sus propios cultivos y matar cuanto animal viera para comerlo de forma despiadada. Si bien esto irritaba al bosque, era soportable. El problema vino cuando el hombre se fue una temporada a su tierra, solo para volver al cabo de un año con una mujer, un hijo en brazos y cientos de hombres y mujeres que intentaron tomar parte del bosque mágico para ellos.
Indudablemente fueron expulsados. No tuvieron otra opción que irse lejos, hacia Ildago, la tierra de aguas mágicas. Donde las ninfas iban a morir.
Las ninfas viajaban desde el mar y el bosque encantado para morir en un pozo. Puesto que cada vez que una ninfa o sirena muere deja un encantamiento en el agua. Es por ello que preferían morir en pozos, lejos de todo.
Pero cuando el hombre llegó al cementerio sagrado construyó sobre los pozos y tapó los que le eran inútiles. Destruyó casi toda la magia que había en el agua salvo la suficiente para darle fama al lugar de ser un santuario de curación. Pero el resto de la magia, aquella salvaje, se filtró a las profundidades de la tierra para no ser perturbada por el hombre. Justo debajo del castillo de Aguas Calientes, donde se concentra.
El hombre hizo un reino y vivió rodeado de lo que construyó explotando la tierra sagrada que no le pertenecía. Y los años pasaron, los descendientes del hombre olvidaron sobre qué estaban viviendo.
Sin embargo, las sirenas y las ninfas, que dejaron de tener un lugar para morir aisladas, fueron acogidas por el bosque. Los centauros se sentían responsables por acoger a ese primer humano que resultó ser tan vil. Así pues, las criaturas del mar y las lagunas fueron muriendo aquí, aumentando el encanto del lugar, fortaleciendo los árboles, expandiendo el terreno del bosque; robusteciendo a los animales y creando criaturas aún más maravillosas que antes.
El problema, radica hoy, en que es demasiado bosque para proteger. Demasiado salvaje para controlar, y demasiado mágico para predecir su naturaleza. Tememos que si las ninfas siguen muriendo aquí, el bosque crezca tanto que invada todos los otros reinos, llevando guerras y caos allá donde las raíces toquen.
Los hombres no están hechos para tener contacto con la magia. Podría ser peligroso para ustedes; mutarán en otras cosas y perderán su humanidad.
Esta historia que te cuento es importante, pues viene acompañada de una petición. Y es que seas tú, un humano afectado por las aguas, que le de a las ninfas un lugar para descansar en paz otra vez. Destruye el legado de tus ancestros.
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EL PRINCIPITO MALVADO
AdventureUn reino muy lejano se enfrenta al drama que representaba coronar a un nuevo rey. Es cuando empieza la aventura de nuestro berrinchudo protagonista que pondrá al reino patas arriba. ¿Qué puede salir mal cuando un principito muy infantil da batalla...