*Narra Grayson Everhart*
Cuando le comenté a Jennifer que iba a salir esta noche con Julen pareció no gustarle mucho la idea, pero me daba igual. Era mi amigo y hacía tiempo que no lo veía. Además, aún estaba molesto por lo de la oficina. Ese tío estaba tonteando con ella en mi puta cara y ella no había hecho nada para evitarlo, incluso estaba sentada en su mesa, sin ropa interior. Oh no, no iba a volver a permitir eso.
Terminé de abotonar mi camisa y salí del baño. Iba tarde así que no tenía mucho tiempo para entretenerme. Al entrar a la habitación, Jennifer estaba abrochándose los tacones sentada en la cama. En su cuerpo se ceñía un vestido negro que se amoldaba a la perfección a sus curvas, coronando con un escote de infarto.
—¿Dónde vas?—Le pregunté mirándola de arriba abajo.
—He quedado con Sam—Dijo levantándose, la miré de nuevo, ese vestido...—Había pensado que como tu ibas a salir con tu amigo, yo también voy a salir con la mía.
—Buena idea—Le contesté. Me estaba muriendo de celos, cualquier hombre cuerdo estaría encantado de levantarle ese vestido. Pero no iba a demostrarle de nuevo los celos que me daba que cualquier hombre se acercara a ella, no de nuevo.
—Nos vemos luego—Dijo acercándose a mi y depositando un beso en mis labios, para luego empezar a caminar sin mirar atrás. Cuando escuché la puerta de la entrada, me quedé atónito.
¿Qué cojones ha sido eso?
Sobre las 2 am, llegué a casa. Entré en silencio, tratando de no hacer ruido. No sabía si quiera si ella había llegado, pero si lo había hecho, no quería darle un motivo para despertarse. Dejé las llaves sobre la mesilla y subí a la habitación. Al llegar a esta, estaba vacía.
Le dejé un mensaje en el móvil y me acosté algo inquieto. No me gustaba discutir, tampoco los pulsos a los que parecía que estábamos jugando. Llevaba tanto tiempo solo, que me había olvidado lo que era preocuparme por alguien y ahora no paraba de pensar en ella, en cómo estaría y si estaría bien.
Tiré mi orgullo a la basura y la llamé. Quizás la podría ir a buscar. Comunicó y entonces saltó el contestador. Me volví a acostar mirando al techo. ¿Dónde estabas Jennifer?
Las horas pasaron y casi no concilié el sueño. Estaba preocupado y más conociéndola. Sabía que hoy trabajábamos y ella no faltaría al trabajo, nunca.
Me levanté de la cama e hice lo de todas las mañanas, me di una larga ducha y luego me vestí. Ya me ocuparía de desayunar cuando llegara a la oficina o cuando se me deshiciera el nudo que tenía en el estómago. Volví a revisar el móvil y nada.
Cuando estaba recogiendo las cosas del despacho, escuché como alguien trasteaba con la llave en la puerta. Todos mis sentidos se pusieron alerta. Me acerqué y abrí y allí estaba Redmond con la misma ropa de anoche, aunque su pelo estaba algo despeinado y su maquillaje algo corrido.
—¿Dónde estabas?—Le pregunté mirando su estado, ella se acostó boca arriba en el sillón—¿Vas a ir a trabajar?—Le pregunté y siguió en silencio—¿Piensas decir algo?
—No eres mi padre Grayson—Espetó—Estoy bien—Farfulló borracha.
—Diré en la oficina que estás enferma—Murmuré acercándome a por mi maletín.
—Lo puedo decir yo—Gruñó—O bueno, que coño, me estoy follando al jefe, puedo faltar un día señor Everhart ¿no?—Ella rió—Eso es lo bueno, que puedo comunicarle todo al jefe mientras estoy en su cama ¿no crees?
—Estás demasiado borracha—Le espeté—Ya hablaremos cuando llegue.
—Si estoy—Dijo riendo. Mi corazón se congeló ¿si estás?
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Sometida a ti (Completa)
RomansaJennifer Redomnd, una chica normal hasta el día en el que acepta su nuevo trabajo, todo parecía normal, hasta que conoció a su jefe. No sabía que habrían reglas después del contrato, tampoco sabía que acabaría sometida al señor Everhart y que en ese...