Capítulo 20

4.4K 180 2
                                    

*Narra Grayson Everhart*

El cuerpo de Jennifer se estremecía debajo de mi, mientras mis músculos se empezaban a contraer. Llevábamos toda la mañana follando, parecíamos animales, pero supongo que eso es algo bueno de las reconciliaciones, la pasión del después.

Desfallecí a su lado, mientras su respiración se tranquilizaba, Jennifer era una bomba para mi. Cuando estaba a su lado, todos mis instintos primarios se alborotaban, la quería entera para mi y eso nunca iba a cambiar.

—Supongo que buenos días—Susurró Jennifer recorriendo con sus dedos mi abdomen.

—Ya es medio día cariño—Le respondí vacilón.

—Hay que ver como pasa el tiempo cuando te lo estás pasando bien ¿no?—Respondió Jennifer vacilona mientras depositaba un beso en mis labios.

El sonido del timbre de la casa, resonó por la habitación.

—Ahora vengo—Le dije tras depositar un beso breve en sus labios—Vete vistiéndote, tenemos la reserva en nada—Le comenté. Hoy habíamos decidido pasar el día juntos. Era domingo y hacía una eternidad que ninguno de los dos pasábamos un día tranquilo, así que ese era el día.

Jennifer asintió bajándose de la cama y entrando al vestidor, mientras yo recogía mi pantalón y mi camisa y me lo ponía. Bajé las escaleras y abrí la puerta de la calle mientras me abotonaba la camiseta, pensando que era Mason quien tocaba la puerta. Grave error. Para mi sorpresa, una mujer de unos 50 años, junto a un hombre de su edad, miraban atónitos a la puerta. Supongo que mi cara también fue un cuadro.

—¿En qué puedo ayudarlos?—Dije terminando de abotonarme la camisa. Un presentimiento que esperaba que no fuera cierto se apoderó de mi estómago.

—¿Está Jennifer?—Preguntó el hombre con voz ronca. Joder.

—¿De parte de quien?—Dije tratando de mantenerme serio. Estaba cagándome de miedo.

—¿Te suena Robert Redmond?—Preguntó—Pues sino de parte de sus padres.

—Entendido, ahora la llamo—Dije dándome la vuelta—Perdona, pasad—Volví sobre mis pasos abriendo la puerta un poco más.

Cuando entraron y se quedaron sentados en el sofá, subí rápidamente a la habitación. Jennifer estaba poniéndose unos pendientes, mientras se miraba en el espejo.

—¿Quién era?—Preguntó

—¿Te suena un tal Robert Redmond?—Le pregunté—Porque a mi sí, y le acabo de abrir medio desnudo a tu padre.

—¿Qué coño hacen aquí?—Dijo saliendo de la habitación. Sus tacones empezaron a resonar por toda la casa, mientras bajaba las escaleras. Sus padres se giraron hacía nosotros al llegar a la planta baja.

—Por fin te dignas a hacer acto de presencia—Dijo su madre levantándose del sofá. Jennifer se acercó a ellos y les dio dos besos, antes de contestarles.

—¿Qué hacéis aquí?— Preguntó seguidamente.

—¿Qué hacemos aquí?—Preguntó su padre—No nos has llamado, ni si quiera sabíamos donde estabas y encima para rematar, nos enteramos por un programa de televisión que nuestra hija está saliendo con un tío que se dedica a abrir la puerta medio desnudo.

—¡Papá!—Espetó Jennifer.

—A ver, creo que todo esto está fuera de contexto—Dije y me tiraron la peor mirada que hubiera recibido nunca—Tenemos una reserva para comer en un restaurante, por qué no comemos todos juntos y hablamos de todo—Dije y Jennifer apoyó mi idea—Voy un momento a por mi chaqueta arriba y vamos—Dije y Jennifer se acercó a mi.

—Al menos has tenido una buena idea—Susurró.

—Es por si me van a matar al menos tener testigos—Susurré y ella sonrió.

Fuimos caminando hasta el restaurante en un profundo silencio. No quedaba lejos, era a penas a dos calles de mi edificio, por lo que fuimos a pie. Por lo menos de esa forma no me encerraría en un coche con gente que me quiere matar. Al llegar y sentarnos, la madre de Jennifer nos miró a ambos.

—¿Nos vais a explicar ya?—Preguntó mientras Jennifer se removía nerviosa en la silla. Estaba seguro de que si no les había dicho nada, era por dos razones. O porque le daba vergüenza salir conmigo, o porque le acojonaba tanto como a mi.

—Papá, Mamá, él es Grayson—Dijo presentándonos. Creo que eso ya había quedado más que claro—Es mi novio.

—A ver hija, ¿te estás escuchando?—Dijo su padre—Este hombre, ¿qué tiene, cinco años menos que yo?—Me miró seguidamente—Disculpa.

—Tranquilo, me han llamado cosas peores—Dije y noté una cierta ironía en la cara de la madre de Jennifer.

—Papá, entiéndeme, nos conocimos y simplemente pasó—Dijo Jennifer—Nos queremos ¿vale?

—¿Pero en qué momento pasó eso Jennifer?

—Eso no importa papá—Contestó ella.

—Estás viviendo con un señor que conociste hace dos telediarios, perdona por preocuparme por lo que está pasando en la vida de mi hija—Espetó.

—A ver creo que no hemos empezado con el mejor pie—Dije y los dos centraron la atención en mi. Estaba cogido por los huevos—Jennifer y yo empezamos una relación estable y ni si quiera sabía que vosotros no sabíais nada, pero bueno, ahora que nos conocemos me encantaría poder llevarnos bien y tener una buena relación—Dije tratando de amenizar la mesa—Yo pondré todo de mi parte para ello y me gustaría que fuera mutuo.

—¿Pero quién te crees que eres?—Espetó la madre de Jennifer.

La comida no resultó lo que esperaba, al final terminó en una discusión que estoy seguro que no me haría puta gracia que saliera en la prensa. Tras una charla moralista sobre mi edad y sobre lo que estaba sucediendo en la vida de mi novia, sus padres le pidieron que la visitaran para conocerme y en ese momento decidirían si me aceptaban o no. Aunque si me queda algo claro, es que no les hace ni puta gracia que salga con su hija, y mucho menos que viva en mi casa.

—Al menos no ha salido tan mal ¿no?—Dijo Jennifer en cuanto llegamos a casa. Me quité la chaqueta y la tiré en el sofá.

—Para nada—dije riéndome—solo tus padres se creen que soy un... ¿Cómo decirlo?—Dije dubitativo—Palabras textuales de tu padre "un señor que se está aprovechando de la inocencia de su hija".

—No lo decía en serio Grayson—Dijo Jennifer cogiéndome de la mano.

—Claro que lo decía en serio Jennifer—Contesté—Tus padres se piensan que soy un baboso que se pasa el día mirando el culo de su hija.

—¿Y no es así?—Dijo riéndose.

—Pero no en ese estilo—Contesté—No te quiero para echar un polvo como ellos creen, ni por aprovecharme de ti. No estoy contigo por eso.

—Ya lo sé—Dijo abrazándose a mi—Verás que conseguirás caerles bien—Dijo mientras acariciaba mi espalda—Mi padre es un bruto y más cuando está cabreado. No les había hablado y es normal que estuvieran cabreados.

—¿Y lo he tenido que pagar yo?—Espeté—Maldita la hora que abrí la puerta

—Bueno, tranquilo—dijo acariciándome—Se acostumbrarán.

Sometida a ti (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora