🌹 01|La apuesta 🌹

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San Ángel, día de muertos

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San Ángel, día de muertos. Cuatro dulces niños jugaban animadamente. Estos eran: María Posada hija del general Posada, Joaquín Mondragón hijo del gran héroe del pueblo, Manolo Sánchez perteneciente a la gran familia Sánchez, la familia más grande toreros y por último Rosita Hernández sobrina del general Posada. Los mejores amigos.

Alzaron sus espadas de madera exceptuando al pequeño Manolo que alzó con orgullo su guitarra, las hicieron chocar entre ellas. Riendo.

—¡Nadie retrocede, ni se rinde! — Exclamaron al unísono, Rosita volteo ver a Manolo con una sonrisa al ver cómo este alzaba con orgullo su guitarra.

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El calor de las velas, el dulce aroma de la comida y las hermosas flores de cempasúchil era lo que ardonaba las tumbas de los difuntos de cada familia como ofrendas para los que ya no se encontraban en vida con ellos. Todo por el día de los muertos.

—Enserio mí cielo, no tienes idea de lo fría y ruin que se a vuelto la tierra de los olvidados. — Habló Xibalba con cansancio. Este de forma maliciosa apagó las velas de una ofrenda.

—Igual que tu corazón Xibalba, igual que tú corazón. — Respondió la Catrina quien encendió las velas de la ofrenda que Xibalba había apagado. Sorprendiendo al señor que se encontraba ahí, quien observó sorprendido su botella de alcohol creyendo que el contenido de este era el responsable de ver aquel acto.

—¿Por qué debo gobernar un basurero, mientras tu disfrutas de la fiesta de los recordados? La verdad no es justo — Pregunto.

Ambos caminaron cuando la sofisticada mujer regaño al masculino por querer llevarse a un anciano que se encontraba durmiendo, justificándose de que pronto llegaría su hora.

—Por favor preciosa, intercambia tierras conmigo te lo suplico. —Pidio.

—Aaw, eres tan tierno cuándo súplicas. — Alago coqueta.

—¡Hablo enserio odio ese lugar! — Exclamó.

—¡Oye! Estas ahí por tu engañó, tu te lo buscaste, con esa apuesta — Le recriminó molesta —Ya no eres el hombre del que enamoré hace tanto siglos. —Dijo poniendo nervioso al de barba.

—No hay que recordar el pasado,mí amor - Dijo tratando de calmarla.
—En fin, eeh. Se me ocurría ¿Qué te parece otra inocente apuesta? —Propuso.

—¡¿Crees que otra apuesta apagará las llamas de mí irá?! — Exclamó furisa aunque el masculino solo le sonrió tiernamente para tratar de convencerla.
—Exactamente ¿Que tienes en mente? —Pregunto. Ambos se esfumaron, la Catrina en hermosos pétalos anaranjados y Xibalba en humo. Apareciendo en una parte alta del campanario.

AMOR VERDADERO|Manolo Sánchez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora