Amor verdadero| Manolo Sánchez había pasado toda su infancia enamorado de su amiga María Posada más está no correspondía sus sentimientos; Sin embargo Rosita Hernández quien tenía un gran enamoramiento hacia su amigo le enseñaría lo que sería un amo...
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Maria,Manolo, Joaquín y Rosita corrían por las calles de San Ángel jugando. Los tres niños llevaban su espada de madera a excepción de Manolo que como de costumbre llevaba su guitarra en la espalda.
—¡Sii! —Exclamaron María y Rosita ambas primas resbalaron por una barandal. Joaquín salto todas las escaleras y Manolo por un descuido termino resbalando por las escaleras.
—¡Vamos Manolo! —Dijo Rosita tendiendole una mano para levantarse ambos corrieron rápidamente para alcanzar a sus amigos.
María corría rápidamente hasta que escucho el pequeño gruñido de un cerdito, su ojos se iluminaron al ver cómo este la miraba con sus ojos grandes y brillosos.
—¡Que lindo eres! —Dijo María, aunque se asustó al ver cómo un señor afilaba sus cuchillos alzó su mirada viendo como ese lugar se trataba de una carnicería. —Oh no, no lo permitiré — Dijo ella frunciendo el ceño.
Rosita se acercó hacia donde estaba su prima viendo al pequeño cerdito que gruñó con ternura al verla.
—¡Tenemos que liberar a los animales — Exclamo fuertemente.
—¿Eh? —Joaquín la veía con confusión mientras que Manolo y Rosita con una sonrisa.
—¡Si hay que hacerlo! —Exclamo Rosita apoyando a su prima. —Rapido chicos — Dijeron las primas al unisono. Manolo también exclamó apoyando a las niñas.
—¡Alto María no! —Exclamo Joaquín tratando de detenerla pero ya era muy tarde María ya había liberado a los animales.
El general posada reunía a todos los habitantes de San Ángel en la plaza exclamando que necesitaba a más voluntarios para el ejército pues tras la revolución las tropas habían tenido un gran descenso de soldados.
—Una poderosa brigada... Que nos protege del chacal —Dijo el padre de María extendiendo el cartel de “Se busca” del bandido.
Al mencionar aquello todo los pobladores se alarmaron.
—¡El chacal está aquí! —Grito un niño y todos los pobladores gritaron más sin embargo cuándo un pequeño cerdito apareció todos se tranquilizaron.
—¡Libeeertad! —Exclamaron Rosita y María al unisono, montando ambas a los cerdos que habían liberado. Detrás de ellas venían Manolo y Joaquín el último asustado de lo que habían hecho.
Al verlos la estampida de animales los pobladores se asustaron que empezaron a correr alarmados.
—¡María ¿Que hiciste ahora?! — Exclamó molestó su padre.
—¡Abranle paso a la libertad! —Exclamo riendo Rosita.
Ambas niñas se asustaron al ver cómo el cerdito en el que montaban iba directamente hacia él general Posada. Manolo y Joaquín tropezaron y terminaron sobre barriles llenos de fruta; Sin embargo ese no era el problema más grande cuando un gran toro venía directamente hacia el general Posada.
