La luna había salido, eso indicaba nuestra hora de partida, después de una noche cabalgando llegaríamos a la academia, donde los mestizos, los no queridos y rechazados aprendían algunas cosas básicas de la magia para “servirle de algo” a la reina. Aunque el tiempo fue escaso, presentía que añoraría este lugar, su paz era algo que necesitaría y mucho, sobre todo cuando comenzara a sentir el hedor del reino podrido que de alguna manera había heredado, a pesar de que ni en mis más remotos sueños pensaba reclamar.
El ritual que había hecho mi padre fue hermoso, aunque realmente no me sentía muy diferente, me preguntaba para mis adentros si me veía diferente, él me dijo que la magia poco a poco iría tomando forma en mi, abriéndose paso, como un pequeño riachuelo comenzando a drenar más y más agua.
Theon estaba ya en su caballo, con esa mirada altiva y su ceño fruncido, había revisado los alrededores al menos dos veces. Estaba comenzando a molestarme su actitud y en parte, deseaba aprender todo lo que haga falta, para no tenerlo cerca, para no necesitar de nadie y así poder ser yo quién forje mi destino.
— Nos veremos dentro de un mes, cuando tengan sus días libres— dijo mi padre después de un fuerte abrazo. Su cabello rojizo como el mío estaba volando en su rostro a causa del viento.
— Siempre que lo necesites puedes ir a buscarme, en el templo de las musas, no queda muy lejos de la academia— Dijo Jabeth sosteniendo firme sus manos entre las mías, mientras me miraba como si fuera la criatura más débil que haya conocido. Y quizás lo era.
Subí al caballo sin ayuda, para dedicarle una mirada igual de altiva a Theon, que se había parado dispuesto a ayudar a la princesita. Mi madre no fue tan tonta como para no enseñarnos algunas “cositas básicas”. 5 años de equitación y defensa personal tenían que servir de algo. Adoraba montar a caballo, aunque desde la partida de Kailani me había negado rotundamente, no merecía sentirme tan viva, aunque algo muy en el fondo me decía que eso era justamente lo que mi hermana odiaría.
Recorrimos parte del espeso bosque a paso lento, un silencio sepulcral habitaba el lugar, ni siquiera llegaba a oír patitas traviesas de algún animal despistado. Todo era lento y costaba trabajo recorrer algunos tramos tumultuosos, hasta que llegamos a un camino estrecho entre árboles gigantes, era el espacio justo para que los dos caballos pudieran… correr una pequeña carrerita.
Theon me miró de reojo, como sabiendo lo que yo pensaba. Yo sonreí y casi sentí un destello de libertad en mi pecho, una adrenalina que comenzaba a surgir y hacía tanto, tanto tiempo que no sentía. Deseaba con todo mi ser hacerlo, el caballo se detuvo casi sintiendo como me mataban las ganas de correr un rato, sin nada en la mente.
<<Eso, eso es lo que necesitas>> susurraba esa voz interna, y yo rogaba que sea una parte de mi hermana dentro de mí, porque de otra manera no tendría el valor que se amontonaba en mi pecho.
— No conoces el camino— Dijo él sin tomarse la molestia de mirarme, aunque también su corcel se había detenido.
— Pero él sí — contesté dándole unas palmaditas en el cuello enorme y blanco.
— Ni se te ocurra— no dejé que terminara la frase, y tampoco fue necesario insistirle mucho al caballo.
— Ah que te gano niño sombra— Grité mientras comenzaba la carrera.
El aire húmedo de la noche me daba en la cara, sentía mi respiración agitada, mi corazón desbocado y el cuerpo del caballo igual que yo, sincronizados. Me permití sentir esa alegría, sentí que mi hermana estaría sonriendo conmigo, y quizás lo estaba, desde alguna parte. Hace tanto tiempo que necesitaba un poco de esto, y yo misma me lo había negado, castigándome por la culpa, sin embargo ahora, ahora era todo lo que necesitaba.
ESTÁS LEYENDO
Academia de Rebeldes
FantasyKatria está cargando con el peso de una pérdida cuando su mundo cambia completamente. Ella creía que su vida podría arreglarse cuando se ve obligada a abandonar su hogar, su ciudad para comenzar a vivir en La Academia Afhelyn donde su pasado y algun...