Fate: Grand Dungeon

Capitulo 22

[Nota del traductor: Como había comentando un lector, tuve un error al subir los capítulos, me salte uno, pero ya estoy aquí, subiendo el que corresponde.

Una disculpa por eso, ya que cuando subí el CAP, eran las 2/3 am, y no me di cuenta por el sueño jaja]

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¿Como el hizo eso?.

Riveria se protegió la cara del fuerte viento mientras miraba fijamente el brillante anillo de fuego que detuvo el duelo de Rider y Archer. Atrapado entre ambos guerreros, el anillo de fuego desplegado por el más discreto de los tres guerreros los estaba separando activamente a medida que el límite de las llamas se extendía.

¿Será que el herrero era el más fuerte de los tres?

Las pupilas de Riveria temblaron mientras respiraba profundamente y formaba una magia que protegía a sus aliados y compañeros retadores de más daños colaterales.

Mientras tanto, los dioses con su percepción y sentido divino podían inferir que algo más fundamental estaba en juego.

En lugar de hacer retroceder el mundo de Aquiles y la Divinidad de Archer sobrealimentando el espacio, la descripción más precisa estaba más cerca de "sobrescribir"; anulando el efecto de la fuerza y ​​el poder y convirtiéndolo en una batalla de voluntad distorsionada.

Es posible que Rider y Archer hayan tenido sus hazañas arraigadas en la leyenda, pero ninguno de ellos fue capaz de manifestar sus mundos internos a través de una canica de realidad. Eso requería cierto tipo de mentalidad que los dos guerreros simplemente no tenían. El único equivalente era el escudo de Rider, pero por naturaleza, desplegar era diferente a sobrescribir.

Por una fracción de segundo, las columnas griegas y los rugidos de los guerreros que luchaban en la Guerra de Troya parpadearon en una tierra antes árida. Una colina de espadas, un cementerio en todo menos en el nombre que reclama innumerables falsificaciones que podrían rivalizar con sus contrapartes. En el suelo y en las colinas, un campo de hierba verde crecía, esperando un día prometedor, una esperanza de un milagro que aún no había llegado.

Pocos dioses, si es que hubo alguno, se dieron cuenta de los matices de la escena momentánea, demasiado concentrados en el fuego mismo y las visiones de cenizas, humo y maldiciones contaminadas que provocó.

Algunos dioses en Orario miraron discretamente a Hefesto y su ojo cubierto, pero se abstuvieron de expresar lo que tenían en mente.

La deformidad de Dios no era algo de lo que se hablara a la ligera. Los miembros lisiados o las cicatrices llamativas y los moretones no constituían una deformidad a los ojos de los dioses; más bien, si podían repararse y reemplazarse, no eran más que una lesión.

Lo que tenía Hefesto era una deformidad en el sentido más verdadero cubierta bajo un barniz de normalidad detrás de un parche en el ojo distintivo. Una vez retirado, no era aconsejable el contacto visual directo.

Lo que acechaba dentro del ojo cubierto era algo que no debería haber existido; algo tan vil, que hasta las maldiciones se sonrojarían. Uno no podía soportar fácilmente verlo, la mayoría de los dioses y las personas sentían total repulsión por su propia naturaleza, y pocos más podían soportarlo incluso con la cara seria.

La vileza de los fuegos que se originaron dentro de una mancha abominable había captado demasiada atención en comparación con la tierra de espadas escondidas en su interior.

En escasos segundos, el anillo de fuego que intentaba manifestar un mundo desapareció cuando fue retirado cuando Rider y Archer se retiraron.

"¿Era necesario algo de esto?" Preguntó Shirou, con el sudor goteando sobre sus cejas por el repentino esfuerzo.