003; non capiresti

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« Non avete idea »
El deseo de ser amado

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      LOS OJOS oscuros de Rigel la atravesaban desde la solitaria mesa donde se encontraba, observándola fijamente mientras daba un sorbo a su bebida; desconocida para Alaska. Aunque intimidante, la mirada del jóven transmitía más que solo amenaza; parecía querer comunicarle algo a través de sus ojos, aunque solo lograba expresar tristeza, desolación y melancolía. Cualquier palabra que pudiera salir de los labios de aquel chico parecía destinada a estar teñida de un sombrío tono.

—¿Por qué te mira tanto? —preguntó la de pecas, golpeando su hombro para romper el contacto visual—. Parece que ni siquiera parpadea.

—Me da miedo —susurró Colombo después de darle un bocado a su comida—. No debería asustarme tanto —repitió—. Siento como si me estuviera amenazando.

—Literalmente te está matando con la mirada —se burló, para después quedarse en silencio un momento—. ¿Escuchaste lo de los pasillos?

—No... ¿Qué pasó? —giró su cuerpo hacia ella para prestarle toda su atención—. Cuéntame, por favor.

—Se dice que va a venir gente hoy —los ojos de la castaña brillaron de emoción—. Alaska... no te emociones otra vez.

—No estoy emocionada —murmuró, mordiendo sus uñas, aunque una sonrisa se escapaba de vez en cuando—. Solo espero que esta vez tengamos suerte.

—Sabes que buscan a los más chicos, ¿verdad? —su sonrisa desapareció, volviendo a la realidad—. Lo más probable es que se lleven a otro. No buscan pre-adolescentes, buscan niños a quienes criar.

—Pero ¿y si esta vez es diferente? —Alaska levantó la mirada con una chispa de esperanza en sus ojos—. Tal vez alguien esté dispuesto a considerar a alguien de mi edad.

—Lo dudo mucho —respondió Julia con un tono pesimista—. Siempre buscan a los más pequeños, los más “adaptables”, lo sabes.

—Pero yo también podría ser adaptativa —susurró con tristeza—. Podría ser una buena hija, una buena hermana —asintió con esperanza—. Solo necesito una oportunidad.

—No te hagas ilusiones, Alaska —suspiró jugando con su comida—. Es mejor que te prepares para la realidad. No quieren a alguien como nosotras —la observó un momento—. No somos opción.

Un suspiro de la jóven se hizo presente, sintiendo cómo se desvanecía la esperanza que había intentado mantener por tanto tiempo. Aunque; aún, en lo más profundo de su corazón, seguía deseando que alguien viera más allá de la edad y le diera una oportunidad. Solo necesitaba una oportunidad.

LAMB | Rigel WildeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora